
La decisión de la Junji de extender de seis a ocho semanas las vacaciones de verano podría dejar sin atención a más de 360 mil niños de 0 a 4 años, en su mayoría de los sectores más vulnerables. Expertos advierten que la medida no solo afectará su educación y alimentación —dependiente en gran parte de la Junaeb—, sino también la estabilidad laboral de miles de madres trabajadoras. La institución defiende que el receso responde a mantenciones programadas y baja asistencia estival.
En Chile, donde la infancia se ha convertido en tema de discursos, campañas y diagnósticos que nunca llegan a tiempo, este verano promete un golpe silencioso, pero devastador: 360 mil niñas y niños quedarían sin acceso a los jardines JUNJI por la decisión institucional de extender a ocho semanas las vacaciones de su personal. Un movimiento administrativo que —según expertos— podría convertirse en un verdadero terremoto social, especialmente para quienes viven en los quintiles más vulnerables y dependen del jardín público no solo para aprender, sino para comer.
Mientras la circular Nº015 circulaba en correos internos, fechada el 14 de noviembre, afuera nadie imaginaba el alcance. El documento modificó el calendario 2026: el 14 de enero se cierran las actividades con niños, y los días 15 y 16 serán destinados al cierre del año lectivo. Tras eso, un silencio de dos meses. Un verano sin puertas abiertas. Un verano sin manos que cuiden.
LOS QUE QUEDAN FUERA: EL PAÍS DE LOS 360 MIL OLVIDADOS
En una serie de cartas enviadas a El Mercurio, Loreto Vial y Rosa Eyzaguirre, de la Fundación Educacional Barnechea, encendieron la alarma: Los afectados serían 360 mil niños de entre 0 y 4 años que dependen de la educación parvularia pública.
Y un dato escalofriante: el 63% pertenece a los quintiles más pobres del país.
No es solo un servicio educativo. Es supervivencia.
Para miles de ellos, la ración entregada por Junaeb en los jardines JUNJI es, literalmente, la comida del día. Y este verano, esas raciones se esfumarían durante ocho semanas.
«NO SON DÍAS SIN CLASES: SON NIÑOS SIN COMIDA»
La directora ejecutiva de la Fundación Escuelas Abiertas, María Teresa Romero, lo planteó sin anestesia, en declaraciones recogidas por diversos medios.
“Cuando se proponen extender las vacaciones sin medir consecuencias, no estamos hablando solo de días sin clases: estamos hablando de niños que dejan de recibir la única comida sana del día. De pequeños que quedan solos en barrios inseguros, expuestos a riesgos de violencia y drogadicción”.
Y no se detuvo allí:
“Son madres que podrían perder su empleo porque no tienen con quién dejar a sus hijos. Las familias que más dependen de salas cuna y jardines JUNJI son justamente las más vulnerables. Si les cerramos esa puerta, les quitamos oportunidades reales de salir adelante”.
Su frase final fue el mazazo que quedó resonando en la discusión pública:
“Las decisiones deben tomarse mirando la vida diaria de quienes más lo necesitan”.
UN IMPACTO DIRECTO EN MUJERES TRABAJADORAS: ¿CÓMO SE SUPONE QUE LO HARÁN?
La participación laboral femenina en Chile continúa estancada en torno al 48%, según plantean especialistas. Y la razón, una de las más repetidas: no tienen dónde dejar a sus hijos.
La investigadora de Libertad y Desarrollo, María Paz Arzola, lo describe sin rodeos:
“Esta medida podría afectar a los niños hijos de madres que trabajan, especialmente aquellas sin redes de apoyo y que viven en sectores vulnerables. Algunos podrían incluso terminar pasando el día en la calle”.
Arzola también puso el foco en la enorme contradicción legislativa:
“Mientras el Congreso busca una ley de sala cuna universal, JUNJI amplía vacaciones. No calza”.
Para comprender el impacto real, advierte, JUNJI debe transparentar la información que usó para tomar la decisión: demanda efectiva de matrícula en verano, capacidad de jardines estacionales y cobertura real del programa «Jardines de Verano».
LA DEFENSA DE JUNJI: “LAS MANTENCIONES SE HACEN EN VERANO”
Ante la avalancha de críticas, JUNJI difundió un comunicado donde justificó el receso extendido:
“Esta programación se define con anticipación para hacer coincidir las mantenciones de los establecimientos con el periodo del año donde la asistencia es significativamente menor”.
El argumento apunta a la logística:
– Si se hacen mantenciones durante el año, se interrumpe el servicio.
– El verano es el momento de menor asistencia.
También aclararon que la circular es solo “orientativa” para los jardines VTF —con distintas entidades sostenedoras—, quienes pueden no adherir si tienen razones fundadas.
Además, recordaron que tras el receso funciona el programa “Jardines de Verano”, destinado a familias que sí necesitan el servicio durante enero-febrero.
Pero los expertos señalan que la cobertura de estos jardines estacionales está lejos de ser suficiente.
LA POLÉMICA QUE SE TOMÓ EL DEBATE: ¿QUIÉN PROTEGE A LOS MÁS PEQUEÑOS?
Mientras el país discute inflación, seguridad, pensiones y sequía, esta decisión expuso otro drama estructural: La infancia más vulnerable está en manos de decisiones administrativas que no pasan por el Congreso y que pueden alterar la vida de miles de familias.
Y la pregunta queda dando vueltas en el aire: ¿Quién se hace cargo de los 360 mil niños que quedarán afuera?
Ni la circular ni el comunicado lo explican con claridad.
EL VERANO QUE SE LES CIERRA A LOS QUE MENOS TIENEN
En un país donde el sol castiga, las vacaciones de ocho semanas suenan a descanso para algunos.
Pero para otros —los niños sin redes, sin jardines, sin comida asegurada— pueden convertirse en un periodo de abandono silencioso.
JUNJI habla de mantenciones, de calendarios, de asistencia baja.
Pero las organizaciones hablan de hambre, de empleos en riesgo, de niños expuestos, de madres desesperadas.
Y mientras se cruzan argumentos, queda la cifra dura, inamovible, incómoda: 360 mil niñas y niños quedarán sin su jardín este verano.
La pregunta es si Chile está dispuesto a mirar hacia otro lado.
Revisa el Oficio Circular N° 15, aquí:
Fuente: The Clinic







