
El Congreso Nacional descartó la posibilidad de declarar el Viernes Santo como feriado irrenunciable, luego que no se lograra la unanimidad necesaria para poner en tabla el proyecto en la Cámara de Diputados.
Con los plazos legislativos agotados, el proyecto queda descartado este año, frustrando el intento de otorgar un nuevo descanso en el feriado religioso, y aunque los centros comerciales podrán abrir sus puertas, deberán hacerlo respetando el dictamen de la Dirección del Trabajo (N° 206 DT), el que tras la precisión de este lunes consigna que, «los trabajadores que hayan tenido libre el año pasado, este año no pueden ser obligados a acudir a su trabajo».

La determinación generó críticas desde el mundo sindical. Por ello, Marco Delgado, vocero de la Coordinadora de Sindicatos de Falabella, Paris y Ripley, denunció que estas empresas ofrecieron un bono de $36 mil brutos a los trabajadores que acepten ir a laborar ese día, lo que consideró una “mercantilización de la dignidad”.
“Sabemos que muchas veces esto no es voluntario. Las empresas presionan y la gente termina trabajando igual. El Viernes Santo es un día de descanso reconocido desde 1915”, añadió el líder sindical.
Por su parte, en el ámbito político, el diputado Diego Schalper (RN) criticó al Partido Republicano por bloquear el proyecto, cuestionando su falta de apoyo pese a su inspiración cristiana.
El parlamentario defendió el sentido espiritual de la medida, destacando la importancia de la reflexión más allá del crecimiento económico.
En tanto, desde el Ejecutivo, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, y la subsecretaria Nicole Cardoch, reiteraron su negativa a patrocinar la medida, ya que la consideraron improvisada, y con impactos potenciales sobre la economía.
Por su parte, Rosario Navarro, presidenta de la Sofofa, respaldó esta postura, advirtiendo que más feriados irrenunciables afectan el crecimiento del país.