
A unos 20 kilómetros al sur de la ciudad de Iquique, donde el desierto abraza el mar y la bruma costera se filtra como un suspiro entre rocas, se alza un santuario inesperado: una ladera rocosa bañado por la niebla, donde crece —aunque en retroceso— una de las joyas silvestres del extremo norte de Chile: el cactus columna Eulychnia iquiquensis. Ese entorno único es el Santuario de la Naturaleza “Oasis de Niebla” Punta Gruesa, declarado oficialmente en 2023 y cuya administración desde 2025 está en manos de la ONG Biotandina.
Este relato es el de una especie que resiste contra viento y sequía, del grupo de científicos que la rescatan y de los dos grandes proyectos 2025 que buscan devolverle vida al acantilado y al cactus que lo domina.
Un comienzo con raíces en el aire
La ONG Biotandina nació en 2016, fruto del compromiso de botánicos, educadores y apasionados del ecosistema nortino. Aunque la institución lleva años en formación, fue en el 2025 cuando asumió formalmente la administración del santuario Punta Gruesa, entregando un nuevo capítulo a la ecología regional. Allí, donde la camanchaca (niebla costera) inunda la piedra, el cactus Eulychnia iquiquensis se enfrenta a su propia historia de pérdidas: según estudios, en algunas poblaciones el 45 % o más de los ejemplares han muerto.
La especie, endémica del norte chileno, alcanza entre 2 y 7 metros de altura, ramificándose desde la base, con costillas bien definidas y flores blancas de unos 5,5 a 6,5 cm. Se considera “En peligro” para algunas poblaciones costeras, y su regeneración natural es casi inexistente.
En la ladera del acantilado de Punta Gruesa, dentro del santuario que abarca aproximadamente 29,4 hectáreas, la ONG implementa una experiencia piloto de forestación del cactus: sembrar plántulas, monitorear ejemplares y formar a estudiantes.
Dos grandes proyectos que se levantan como faros
En 2025, la ONG Biotandina gestiona dos iniciativas clave:
1. Proyecto FNDR Medio Ambiente 2025 – “Conservando y visualizando la biodiversidad del Santuario de la Naturaleza Ecosistema de Niebla Punta Gruesa”
Objetivo: Dar visibilidad al santuario a través de una página web, instalación de letreros interpretativos in situ y habilitación de un sendero interpretativo al interior del área protegida.
2. Proyecto Fondo de Protección Ambiental 2025 (Ministerio de Medio Ambiente) – “Revitalizando el Santuario de la Naturaleza Punta Gruesa a través de la propagación de Eulychnia iquiquensis”
Objetivo: Propagar de forma masiva el cactus columna utilizando semillas para obtener plántulas que puedan ser reintroducidas al hábitat, monitorear 30 ejemplares ya introducidos desde 2019 y realizar talleres de educación ambiental con estudiantes de Iquique y Alto Hospicio.
Estos proyectos no solo apuntan a plantar cactus, sino a reconstruir un ecosistema: el “ecosistema de niebla” costero donde la bruma se posa, gotea, penetra la roca y alimenta formas de vida que no encuentran agua de lluvia tradicional.
En primera persona: voces que avanzan contra la corriente
La directora científica, Raquel Pinto, rememora sus primeros pasos: “Me quedé pegada a estos ecosistemas de niebla… vi franjitas verdes arriba de los cerros donde para muchos era imposible llegar”. Su experiencia muestra que esos acantilados cosidos por la niebla albergan vegetación relicta que apenas sobrevive en retazos.
La directora ejecutiva, María José Harder, explica cómo hoy involucran a los jóvenes: colegios de Iquique y Alto Hospicio ya participan sembrando semillas de cactus, haciendo seguimiento, desarrollando conciencia ambiental. El santuario de Punta Gruesa ya no es solo roca y bruma: es también aula, vivero y esperanza.

El cactus que “atrapa la niebla” y el futuro que cuelga de él
El Eulychnia iquiquensis vive, literalmente, del vapor: su hábitat costero se sostiene gracias a la camanchaca que moja la roca, condensa, gotea y riega, pero los datos son crudos: en Punta Gruesa, una población de 117 ejemplares presentaba 45 % de mortalidad, y en otros sitios, posiciones de cactus muertos sobre rocas hablan de un ecosistema al filo.
La apuesta de Biotandina es revertir ese declive: lograr que las nuevas plántulas, cuando midan 1 metro o más, capturen por sí mismas la humedad, actúen como “atrapanieblas” y sostengan su propia vida. Las primeras etapas ya muestran que hay plantas de más de 1 m 60 de altura en condiciones de atrapanieblas.
Un trabajo lento: una plántula pequeña de 20 semillas sembradas hoy, podría tardar años en alcanzar un futuro sostenible. Pero el tiempo corre y el desierto no espera.
Por qué este santuario es un capítulo clave del norte de Chile
- Declarado oficialmente en enero de 2023 mediante el Decreto Supremo N.º 2, publicado en el Diario Oficial en junio bajo número 43.567.
- Ubicado sobre una ladera poco intervenida, de aproximadamente 29,4 ha al sur de Iquique.
- Hospeda al Eulychnia iquiquensis, especie de ecosistema de niebla costera “En Peligro” que carece de regeneración natural significativa.
- Además del cactus, el santuario contiene tillandsiales (bromeliáceas que se nutren de la bruma), reptiles y aves, en un contexto de biodiversidad frágil que necesita ser protegido.
Un llamado a la acción y a la memoria
La historia del santuario y del cactus columna es también la historia de una región que se redefine: de Iquique al acantilado, del turismo a la ciencia, de la apatía a la participación. Biotandina invita a la comunidad a conocer, participar y preservar. Se viene el lanzamiento oficial de la página web del SNPG, jornadas de voluntariado, difusión escolar… el ecosistema de niebla deja de ser un paisaje lejano y se convierte en parte del compromiso colectivo.
Porque conservar no es solo mirar: es sembrar, caminar, contagiar la fascinación por los cactus que despiertan con la bruma. Y es asumir que la protección del desierto también es nuestra.







