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ÚLTIMO FIN DE SEMANA CON SABOR A MAR: LOS VERDES SE PREPARA PARA UN APAGÓN GASTRONÓMICO

Este domingo será la última jornada en que los tradicionales puestos de Los Verdes venderán todo su menú marino. La decisión del municipio de no renovar permisos —amparada en el plan regulador que los declara fuera de norma— deja a ocho familias con su economía en riesgo, temiendo despidos, cierre definitivo o una reubicación que nunca llega pese a 12 años de promesas.

La caleta de Los Verdes, en Iquique, vive estos días un aire agitado, salpicado de lágrimas de limón, humo de parrilla y el eco de la despedida. Los locatarios, herederos de una tradición costera centenaria, enfrentan su último fin de semana “como antes”: empanadas, ceviches, pescados fritos, sopitas marineras… todo estará disponible hasta el domingo. Después, la escena cambiará drásticamente: solo empanadas, ceviche, rompecatre y todo lo demás…, por la nueva regulación municipal.

La voz de la caleta: Nathalie Santander y el golpe imprevisto

Nathalie «Nati» Santander, dueña del local “El Buzo”, nos recibe con la fuerza tranquila de quien ha sobrevivido tormentas políticas y económicas. Su mirada es firme, pero su voz denuncia el dolor de 12 años de promesas incumplidas.

“Mire, hay que poner el contexto primero. Nosotros llevamos años trabajando al costado de la carretera… ese terreno pertenecía a Vialidad, y luego, por el plan regulador, pasó al municipio.”

Durante más de una década, los locatarios han conversado con diversas administraciones locales. Según Nati, desde la alcaldía de Jorge Soria surgió la idea de trasladarlos hacia abajo, cerca del mar: un paseo peatonal, una cocinería, algo “bien bonito” para que los turistas pudieran sentarse a comer su platito de pescado con vista al mar.

Sin embargo, esa ilusión ahora acusa el golpe del nuevo Plan Regulador Comunal (PRC). La zona donde operan —según la reciente planificación— ha sido reclasificada como área verde, no como “equipamiento comercial”, lo que deja sin base legal sus permisos tradicionales.

“Llevamos doce años trabajando con ustedes… ¿y nunca nos dijeron nada? ¿Por qué si invertimos todo, cuando volvimos a reconstruir tras el incendio, no nos dijeron que no podíamos arreglar allá?”

El incendio que sufrió parte del sector hace unos años dejó cicatrices más profundas que las llamas: destruyó resoluciones sanitarias, patentes y parte de la infraestructura. “Era todo nuestro respaldo legal”, relata Nati. Ahora, sin ese apoyo, se enfrentan a la imposibilidad de regularizar según los nuevos estándares municipales, y —según cuentan— el alcalde no ha mostrado disponibilidad para facilitar un cambio de uso de suelo.

El ultimátum y la decisión amarga

Cuando le preguntamos por el plazo, la tristeza se mezcla con la rabia.

“Ayer nos dieron un plazo hasta el 15 de diciembre para seguir en este lugar, pero nosotros vamos a vender ‘de todo’ solo hasta este domingo: empanadas, ceviche, pescado frito, sopa marinera… todo lo que a la gente le gusta.”

A partir del lunes, el menú se recortará drásticamente. “Solo empanadas, ceviche y rompecatre”, explica. Será una medida temporal, dicen, para aguantar hasta que “las aguas se calmen” y puedan recuperar algo de claridad sobre su reubicación prometida.

Un golpe social y familiar

Nati no está sola en este drama: son ocho puestos, ocho familias, cada uno con historias, sueños y responsabilidades. Con la amenaza del cierre o traslado, algunos ya se preparan para despedir a sus trabajadores. “Varios vacíos se van a quedar sin sustento… justo ahora que se viene el verano, la Navidad”, dice con voz quebrada.

La sensación de traición también palpita en sus palabras. “Nos han obligado a esto. Al no renovarnos el permiso, nos quitan la economía que nos ha permitido vivir. Para mí, es una vergüenza”.

Y agrega un golpe directo: “Aplausos para los concejales que una vez más destruyen a nuestra ciudad”.

Regulación, ambición y desencuentro

El trasfondo de esta crisis está en un cambio administrativo profundo. El 17 de febrero de 2025, se promulgó el nuevo Plan Regulador Comunal de Iquique (PRC), con el Decreto Alcaldicio N°184/2025, que deroga el antiguo regulador de 1981.

Este plan amplía el área urbana de Iquique: añade alrededor de 11.761 nuevas hectáreas, incluyendo la caleta Los Verdes, Chanavayita y Patache, para conformar un territorio de 15.018 hectáreas. En esos terrenos proyectados hay planes para viviendas, zonas educacionales, espacios deportivos, policiales, grandes áreas verdes, y otras infraestructuras.

Sin embargo, en la ordenanza local del plan regulador, la caleta Los Verdes ha sido categorizada como “ZAV” — Zona de Área Verde, lo que impide su uso como equipamiento comercial tradicional. Este paso formal no fue bien recibido por los locatarios, que afirman no haber sido advertidos en reuniones anteriores.

Nati acusa directamente al municipio: “Nos extraña porque en todas las reuniones del plan regulador jamás se habló de los locales”.

Entre la comunidad también hubo resistencia: según reportes, el Concejo Municipal recibió más de 800 observaciones ciudadanas durante la elaboración del anteproyecto.

En el camino, algunas voces lograron ciertos compromisos: por ejemplo, el concejo decidió no convertir en áreas verdes algunas poblaciones como Matilla y Valle Verde, tras la protesta vecinal.

El costo humano y la esperanza en la justicia

No todo es enfrentamiento: existe una esperanza judicial. La jueza del Primer Juzgado de Policía Local, Antonella Sciaraffia, ha intervenido en favor de una solución que no provoque un “problema social mayor”. Hasta ahora, ha dado plazos, ha escuchado, pero aún no hay una oferta concreta que garantice estabilidad a los ocho locales.

Humberto Véliz Alvarado, presidente de la Cooperativa Comercializadora de Caleta Los Verdes, es claro: “Son ocho familias las que dependemos de esto”, y dice estar dispuesto a “golpear las puertas necesarias” para obtener los permisos con los que puedan seguir operando.

Rina Urrutia, otra locataria, añade: “Tenemos familias, y a la gente le gusta venir acá… la comida es buena, es rápido, es nuestro sustento”.

¿Qué pasará después del domingo?

Los días decisivos se agotan. Si no se logra un acuerdo, muchos dicen que tomarán “medidas drásticas”. Nati repite con convicción: “Hemos sido muy pacientes, pero ya no más”.

Mientras tanto, en los fogones de “El Buzo” y otros locales suenan sartenes, se mezclan ajíes y se preparan los últimos platos abundantes antes del corte. Porque para ellos, este domingo es más que una fecha: es un símbolo de resistencia, de lucha por su tierra, su economía y su identidad.


En Iquique, el nuevo plan regulador suena como promesa de crecimiento, pero para los locatarios de Los Verdes, su llegada significa la posibilidad de ser borrados del mapa comercial, dejados en un limbo legal. ¿Puede una ciudad planear su futuro sin sacrificar a quienes han construido parte de su historia? El derecho al comercio, la identidad local y la dignidad humana parecen depender ahora de un papel: la ordenanza del PRC.

Y mientras tanto, ellos seguirán sirviendo hasta el domingo. Con voz firme y manos curtidas por el salitre.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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