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TARAPACÁ PONE LA LUPA EN SU FAUNA MARINA: ALERTAN AMENAZAS CRÍTICAS PARA BALLENAS Y CHUNGUNGOS

Especialistas, servicios públicos y la comunidad se reunieron en el seminario “Fauna Marina del Norte de Chile”, organizado por Fundación Wayanay, donde se advirtió sobre el aumento de avistamientos de ballenas y la crítica situación del chungungo, especie altamente amenazada por la actividad humana y la falta de educación ambiental en Tarapacá.

En el auditorio de INACAP Iquique no cabía una silla más. Estudiantes con cuadernos abiertos, biólogos con lentes empañados por el calor, funcionarios públicos, docentes, fotógrafos de fauna, curiosos del océano… todos reunidos con la misma intuición: algo está cambiando en el mar del norte de Chile. Y no se puede seguir mirando hacia otro lado.

La Fundación Wayanay había prometido una jornada para entender ese cambio, pero lo que ocurrió en el seminario “Fauna Marina del Norte de Chile” fue más que eso: fue un recordatorio de que el océano está enviando señales, algunas hermosas —como las recientes oleadas de avistamientos de ballenas— y otras alarmantes —como la silenciosa desaparición del Chungungo, la nutria marina más pequeña del planeta—.

Ballenas que regresan… y un país que aún no sabe mirarlas

La directora de Fundación Wayanay, Elsa Aciares, abrió el encuentro con una frase que quedó suspendida en el aire como una ola detenida: “Ser un puente es nuestra tarea. Entre la ciencia, la comunidad y quienes toman decisiones.”

Y los expertos no tardaron en cruzar ese puente.

Patricio Rivas, encargado regional de Acuicultura de SERNAPESCA, describió con crudeza —y sin anestesia— el delicado equilibrio de estos gigantes que recorren miles de kilómetros para volver a nuestras costas.

Habló de la demanda energética colosal de cada viaje migratorio, del estrés que puede provocar un avistamiento irresponsable, del daño que un solo residuo plástico puede causar.
Y luego lanzó una advertencia que hizo murmurar al auditorio: “Mi generación ya no cambiará, pero los niños sí pueden hacerlo. La naturaleza puede salvarse o perderse dependiendo de lo que ellos aprendan ahora.”

El silencio fue inmediato.

Rivas señaló que la legislación existe, pero no basta con decretos si no hay cultura, educación y una comunidad comprometida. Cada varamiento mal atendido, cada embarcación que se acerca demasiado, cada bolsa plástica olvidada en la arena… suma.

El guardiancito del litoral: una especie al borde del ruido urbano

Luego fue el turno del biólogo e investigador Walter Sielfeld, una voz respetada en la mastozoología chilena.

Habló del chungungo —Lontra felina— con la ternura de quien describe a un animal que conoce de años y la urgencia de quien sabe que podría desaparecer más rápido de lo que Chile imagina.

“Tenemos leyes, normativas, tratados… pero muchas veces nada de eso se cumple”, dijo sin rodeos.

Y remató con un diagnóstico sobre la sociedad chilena que cayó como piedra al agua:

“Para proteger algo primero hay que conocerlo. Y hoy, en nuestra educación, la flora y fauna casi no existen.”

El auditorio tomó nota, porque el chungungo está ahí, en las rocas que todos ven pero pocos miran, intentando sobrevivir entre embarcaciones, perros asilvestrados, basura y un litoral que se transforma sin pausa.

Educación desde la primera infancia: donde comienza el cambio

Uno de los momentos más emotivos de la jornada llegó con la presentación sobre educación ambiental parvularia.

Docentes de la escuela de lenguaje Nuevo Inti mostraron cómo niñas y niños de apenas cuatro años ya hablan de reciclaje, hacen preguntas sobre los animales marinos, cuidan huertos, reconocen especies y aprenden mirando, tocando, caminando la costa.

No era solo un proyecto pedagógico: era un recordatorio de que la protección del mar no comienza en una oficina, sino en un jardín infantil.

Wayanay y la región: una responsabilidad compartida

La Fundación Wayanay cerró el seminario reafirmando su compromiso: reforzar la educación ambiental, promover el avistamiento responsable de ballenas, proteger al chungungo y reducir las perturbaciones en los ecosistemas costeros de Tarapacá.

Porque lo dicho durante la jornada quedó resonando:

El mar no necesita discursos.
Necesita acciones. Conocimiento. Comunidad. Y ojos abiertos.

Y por unas horas en INACAP, el norte de Chile dio un paso en esa dirección.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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