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TARAPACÁ CELEBRÓ CON FERVOR LA VÍSPERA DE SAN LORENZO

Tarapacá se llenó de fe y devoción en la Eucaristía de víspera de la Fiesta Patronal de San Lorenzo. Miles de peregrinos se congregaron en la plaza del pueblo para participar de la celebración, oficiada por el obispo de la Diócesis de Iquique, hermano Isauro Covili Linfati, y concelebrada por el párroco Benito Tapia Espinoza junto al padre Ronal Cartagena Orochi.

Desde temprano, la plaza del pueblo se llenó de peregrinos que aguardaban con emoción la llegada del 10 de agosto. A las 21:30 horas, los bailes religiosos detuvieron sus coreografías, dejando paso al recogimiento de la misa. Poco después, la imagen bendita de San Lorenzo salió al atrio del templo, recibiendo vítores, manos alzadas y banderas ondeantes. Entre los momentos más emotivos estuvo la procesión de la reliquia del santo mártir (un fragmento de su cuerpo) que fue llevada por diáconos y escoltada por bailarines de la Diablada.

Un momento simbólico marcó la celebración del Año Jubilar 2025: al entonarse el Gloria, una imagen del Niño Dios fue llevada desde el centro de la plaza hasta el altar, reafirmando que Cristo ocupa el lugar central en la vida y misión de la Iglesia.

Durante su homilía, el obispo Covili centró su mensaje en el Evangelio del juicio final (Mt 25,31-46), llamando a vivir la caridad como camino hacia la santidad. Recordó que “el rostro de Dios se oculta y se expresa en los pobres, en los hambrientos, en los presos… El amor cristiano es acción, es compromiso con el rostro sufriente del otro” y advirtió que la indiferencia frente al necesitado es cerrar el corazón a la vida que Dios regala.

El obispo resaltó que la Eucaristía es el manantial de la vida cristiana y la fuerza que impulsa a servir a los más vulnerables. “Quien sabe postrarse ante la Eucaristía no puede ignorar las situaciones indignas del hombre… La espiritualidad eucarística es antídoto contra el individualismo y el egoísmo”, afirmó. Asimismo, instó a transformar un orden social que margina y excluye, comenzando por los propios hogares y comunidades, con acciones concretas que abran camino a un mundo más justo.

“Hay que aspirar a cosas grandes”, exhortó el obispo, invitando a ser “santos valientes” que vivan las bienaventuranzas en todos los rincones de la región, siguiendo el ejemplo de San Lorenzo, quien vio a Cristo en los pobres y entregó su vida por ellos.

La vigilia se prolongó entre cantos, oración y fervor hasta la medianoche, cuando el repique del centenario campanario anunció la llegada del día esperado. La multitud entonó con emoción el himno a San Lorenzo y proclamó su lema: “Vamos junto a San Lorenzo animados por su amor, Peregrinos de Esperanza al encuentro del Señor”

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