El proyecto de Ley de Convivencia, Buen Trato y Bienestar Escolar avanzó en su segundo trámite luego de ser aprobado en particular por la Comisión de Educación del Senado. La iniciativa crea la figura obligatoria del Coordinador de Convivencia, establece nuevas responsabilidades para docentes y equipos directivos, redefine los reglamentos internos, incorpora un programa de bienestar socioemocional en escuelas y liceos, y refuerza los mecanismos preventivos y sancionatorios frente a casos de violencia, acoso o discriminación. Ahora será revisado por la Comisión de Hacienda antes de llegar a la Sala.
En un pasillo estrecho del Congreso, donde a veces el eco de la política suena más fuerte que las decisiones mismas, este martes se respiraba una sensación extraña: algo importante estaba ocurriendo. Y no era una sesión más. La Comisión de Educación del Senado había puesto sobre la mesa un proyecto que apunta directo al corazón del sistema escolar chileno: la nueva Ley de Convivencia, Buen Trato y Bienestar de las Comunidades Educativas. Un texto que, según prometen sus impulsores, podría redefinir cómo se vive, se aprende y se enseña dentro de cada sala del país.
La iniciativa —que pasó su revisión en particular— avanza ahora hacia la Comisión de Hacienda, antes de dar el salto a la Sala del Senado en su segundo trámite legislativo.
Y mientras afuera el clima político mantiene sus tensiones habituales, adentro, el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, no ocultaba el entusiasmo:
“Estamos frente a una herramienta urgente para el sistema educativo. Este proyecto entrega instrumentos reales para enfrentar problemas que arrastramos hace años”, declaró, visiblemente satisfecho.
UN GIRO OBLIGADO: NUEVAS REGLAS PARA UN SISTEMA EDUCACIONAL QUE EXPLOTÓ EN CONFLICTOS
El proyecto no se queda en declaraciones de buena crianza. Propone un rediseño profundo de cómo se entiende la convivencia escolar. Según Cataldo, es la primera vez que un marco legal aborda el tema “de manera completa, con sanciones claras, responsabilidades definidas y estructuras profesionales especializadas”.
La pieza clave es la creación del Coordinador de Convivencia Educativa, figura que será obligatoria para los colegios con matrículas grandes y que deberá contar con perfil profesional idóneo, jornada completa y dedicación exclusiva. No más cargos simbólicos o roles parchados: el proyecto exige presencia real dentro de los establecimientos.
Pero eso es solo el comienzo. La ley también instala un Programa de Bienestar Socioemocional, una apuesta que busca reconfigurar la lógica de la Jornada Escolar Completa, integrando talleres, actividades formativas y nuevos espacios de desarrollo. Este plan ya cuenta con un piloto activo en 176 escuelas y liceos de los SLEP de Iquique, Valparaíso, Gabriela Mistral, Punilla Cordillera y Andalién Sur.
Cataldo defiende el impacto de este enfoque:
“Todo apunta a que el bienestar de los estudiantes es clave para mejorar los climas escolares. Si fortalecemos ese vínculo, disminuye la violencia y aumenta el aprendizaje. Es un cambio profundo”.
UN NUEVO MAPA DE CONVIVENCIA: SANCIONES, PREVENCIÓN Y RESPONSABILIDADES CLARAS
La propuesta legislativa introduce un nuevo estándar nacional en convivencia escolar. Dentro de los cambios más relevantes se incluyen:
✔ Actualización obligatoria de reglamentos internos
Incluyendo un reforzado Plan de Gestión de Convivencia Educativa, con apoyo de capacitaciones desde la propia Superintendencia de Educación.
✔ Protección del bienestar de los equipos educativos
Se reconoce la necesidad de fortalecer la autoridad pedagógica, mejorar los estatutos laborales y actualizar los procesos para calificar enfermedades profesionales derivadas del estrés laboral, un problema que creció explosivamente en la última década.
✔ Deberes de prevención y actuación inmediata
Todos los adultos de la comunidad educativa deberán informar cualquier situación de acoso, violencia o discriminación. Ya no habrá espacio para mirar hacia el lado.
✔ Nuevos procedimientos disciplinarios
Los colegios deberán garantizar que todas las medidas sean imparciales, privadas, proporcionales y rápidas.
✔ Rediseño del sistema de reclamos de la Superintendencia
La línea de denuncias ya no será solo un buzón de quejas: se convertirá en un mecanismo preventivo y de acompañamiento para los establecimientos.
✔ Ampliación del rol de la Agencia de Calidad
La entidad entregará herramientas para evaluar, monitorear y mejorar la convivencia interna de cada comunidad educativa.
¿UN ANTES Y UN DESPUÉS PARA LAS ESCUELAS DE CHILE?
La apuesta del Ministerio de Educación apunta a que esta ley se convierta en un punto de inflexión para un sistema escolar marcado por conflictos, episodios de violencia, desgaste emocional y tensiones post-pandemia.
Si el proyecto supera Hacienda y luego es aprobado en Sala, el país enfrentarán un proceso de adecuación institucional que podría cambiar rutinas, roles, reglamentos, estructuras internas y hasta la forma en que se entienden las relaciones humanas dentro de los colegios.
El desafío es enorme; el consenso político, incierto; pero la urgencia, evidente.
El Senado tiene ahora en sus manos un proyecto que podría ser la reforma más profunda en convivencia escolar de los últimos 20 años.
