SANGRE Y MIEDO EN MANCHESTER: ATAQUE TERRORISTA EN UNA SINAGOGA DURANTE YOM KIPPUR SACUDE AL REINO UNIDO

La jornada de este jueves en Manchester parecía destinada a la calma. Era Yom Kippur, el día más sagrado para el pueblo judío: rezos, ayuno, familias reunidas en el templo de Heaton Park. Pero a las 9:31 de la mañana, la liturgia se rompió con estruendo. Un automóvil aceleró contra un grupo de fieles, seguido del grito desesperado de quienes intentaban salvarse. De inmediato, el conductor descendió con un cuchillo en la mano. En segundos, la sinagoga se transformó en un campo de terror.
Dos personas murieron. Cuatro más permanecen hospitalizadas. El atacante, que portaba además un chaleco con apariencia de explosivos, fue abatido por la Policía antes de que pudiera ingresar al templo, donde decenas de hombres, mujeres y niños rezaban en la festividad más solemne del calendario judío.
Del rezo al horror
Los testigos recuerdan el caos. “Los niños lloraban, la gente corría, fue como si la pesadilla no tuviera fin”, relató a la BBC un sobreviviente que vio cómo el atacante arrollaba peatones antes de abalanzarse con un arma blanca sobre un guardia. Solo la reacción inmediata de los congregados, sumada a la respuesta armada de la Policía, evitó una masacre mayor.
El operativo no terminó con la caída del agresor. Durante horas, artificieros inspeccionaron su cuerpo, su vehículo y objetos sospechosos adheridos a su ropa. Hubo detonaciones controladas en plena calle, con el barrio paralizado por el miedo. La policía declaró el protocolo Plato, código nacional para responder a un ataque terrorista de gran magnitud.
La confirmación oficial: “ataque terrorista”
Laurence Taylor, jefe de la unidad antiterrorista, fue claro en su comparecencia: “Se trata de un ataque terrorista devastador”. Confirmó además dos arrestos adicionales en conexión con el atentado y pidió a la población permanecer alerta.
El jefe de la Policía de Manchester, Sir Stephen Watson, añadió que la valentía del personal de seguridad y de los propios fieles fue clave para impedir que el agresor ingresara al templo. De haberlo logrado, con la sinagoga abarrotada por el Yom Kippur, el desenlace habría sido catastrófico.
Un Reino Unido en alerta
La noticia obligó al primer ministro Keir Starmer a suspender su participación en una cumbre europea en Copenhague. Regresó de urgencia a Londres, convocó al comité de emergencia COBRA y ordenó reforzar la seguridad en todas las sinagogas del Reino Unido. “Atacar un templo en Yom Kippur lo hace aún más horrendo”, declaró.
El rey Carlos III expresó estar “profundamente consternado”, mientras que la embajada de Israel en Londres condenó el ataque como “un acto odioso y antisemita”. Desde la comunidad internacional llegaron mensajes de repudio: la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamó a redoblar la lucha contra el antisemitismo, y el secretario general de la ONU, António Guterres, calificó el atentado como “atroz” y recordó que “los lugares de culto deben ser espacios de paz, jamás de violencia”.
Manchester, otra vez herida
La ciudad, que aún recuerda la masacre en el Manchester Arena en 2017, revive su fantasma más oscuro. Ahora el blanco ha sido la comunidad judía, ya golpeada por el aumento del antisemitismo en el Reino Unido tras la guerra en Gaza.
Las patrullas refuerzan sinagogas, colegios hebreos y barrios judíos. Scotland Yard colabora con la policía local en la investigación, que busca esclarecer si el atacante actuó solo o formaba parte de una red mayor. Por ahora, las autoridades mantienen bajo reserva su identidad, aunque aseguran que “es conocida”.
Un país en vigilia
Las imágenes del cordón policial, los fieles evacuados aún con sus talit sobre los hombros y el vehículo destrozado frente al templo han recorrido el mundo como símbolo de una herida abierta: la violencia que irrumpe incluso en los días de mayor espiritualidad.
Manchester llora a sus muertos y se aferra a su resiliencia. Pero las preguntas persisten: ¿cuánto más podrá resistir el Reino Unido frente al odio que se alimenta de extremismos y fracturas globales?