RUSIA EXHIBE PODERÍO HIPERSÓNICO EN EL ÁRTICO MIENTRAS UCRANIA GOLPEA LA INFRAESTRUCTURA PETROLERA RUSA CON DRONES

El Kremlin probó misiles Tsirkón en el marco de las maniobras “Zapad-2025”, un ejercicio conjunto con Bielorrusia que involucra armamento nuclear táctico. Al mismo tiempo, Ucrania intensificó sus ataques contra refinerías estratégicas en territorio ruso, desatando nuevas tensiones con la OTAN.
En una demostración calculada de fuerza en medio de la guerra más devastadora que vive Europa desde la Segunda Guerra Mundial, Rusia lanzó ayer domingo un misil hipersónico Tsirkón en aguas del mar de Barents, dentro del círculo polar ártico. La maniobra formó parte de los ejercicios estratégicos “Zapad-2025”, que Moscú realiza en coordinación con Bielorrusia y que incluyen la movilización de submarinos, aviones supersónicos y la preparación para el eventual uso de armas nucleares tácticas.
El Ministerio de Defensa ruso confirmó que la prueba fue ejecutada desde la fragata “Almirante Golovko”, en una zona restringida a la navegación civil. Los Tsirkón, con un alcance de 1.000 kilómetros y capaces de volar a velocidades cercanas a Mach 10, son considerados imposibles de interceptar con los actuales sistemas de defensa aérea occidentales.
Estas maniobras, iniciadas el 12 de septiembre, buscan —según Moscú y Minsk— reforzar la coordinación defensiva frente a hipotéticos ataques de la OTAN. Sin embargo, el carácter del despliegue y la incorporación de misiles balísticos Oréshnik, bombarderos Sukhoi Su-34 y aeronaves antisubmarinas de largo alcance, refuerzan la percepción en Occidente de que el Kremlin está ensayando escenarios de guerra a gran escala.
Ucrania responde con drones sobre refinerías
Mientras el Kremlin mostraba sus capacidades hipersónicas, Kiev intensificó la guerra de drones contra la industria energética rusa. La refinería Kirishinefteorgsintez, en la región de Leningrado, una de las mayores del país, fue blanco de un enjambre de aparatos no tripulados que provocaron incendios en sus instalaciones. Aunque Moscú aseguró haber derribado más de 80 drones durante la noche, admitió que restos de los aparatos cayeron sobre la planta y desataron un siniestro que fue rápidamente sofocado.
La instalación procesa alrededor del 6,4% del crudo ruso, un golpe que Kiev calificó como “exitoso” en su objetivo de degradar la capacidad logística y energética del invasor.
En paralelo, otro ataque alcanzó las instalaciones de la petrolera Bashneft en Ufá, a más de 1.400 kilómetros de la línea del frente. Aunque los daños fueron descritos como menores, el incidente reflejó la creciente capacidad de Ucrania para proyectar sus operaciones más allá de la zona de combate.
La OTAN en alerta máxima
La escalada llega en un momento delicado para la seguridad europea. El sábado, un dron ruso cruzó el espacio aéreo de Rumania, mientras Polonia denunció múltiples incursiones en su territorio. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, calificó los incidentes como “la mayor concentración de violaciones al espacio aéreo aliado hasta ahora” y lanzó la operación “Centinela Oriental”, con tropas y medios de Francia, Reino Unido, Alemania y otros países para reforzar el flanco oriental de la Alianza.
Pese a las advertencias, el Kremlin insiste en que sus ejercicios no representan una amenaza directa. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, repitió el viernes que “Rusia nunca ha amenazado a nadie y tampoco lo hace ahora”.
Un tablero cada vez más impredecible
El choque entre la demostración hipersónica de Moscú y los ataques ucranianos a la infraestructura petrolera rusa dibuja un escenario de creciente incertidumbre. Para analistas militares occidentales, la combinación de guerra convencional, drones y potencial uso de armas nucleares tácticas configura un tablero de riesgos sin precedentes en Europa.
Mientras tanto, en las capitales europeas se multiplican los llamados a reforzar la disuasión. Pero la guerra, que ya se extiende por más de tres años, no muestra señales de acercarse a un final, y cada semana parece dar un paso más hacia una confrontación directa entre Rusia y la OTAN.