
Este miércoles 11 de junio se cumplieron ocho meses desde el incendio que arrasó con uno de los íconos patrimoniales más importantes de Iquique: la Parroquia y Convento San Antonio de Padua, también conocida como Iglesia San Francisco. El fuego, ocurrido en octubre del año pasado, dejó en ruinas una estructura que llevaba más de 120 años de historia, y que desde 1994 era reconocida como monumento nacional.
Tras el siniestro, el impacto fue inmediato en la comunidad iquiqueña, especialmente para la orden franciscana, que estuvo a cargo del templo por generaciones. Lo que pocos sabían es que, al momento del incendio, ya existía un proyecto de restauración en marcha, financiado con $125 millones por el Gobierno Regional de Tarapacá, el cual se encontraba en un 95% de avance y esperaba solo la autorización final de la congregación para iniciar obras.
Durante la jornada, miembros de la comunidad franciscana se congregaron en el lugar donde se alzaba el templo, en un momento de recogimiento cargado de fe y esperanza. Con un mensaje sencillo —“¡Paz y Bien!”— recordaron el valor espiritual y simbólico del convento, reafirmando su compromiso de seguir adelante con la misión pastoral y la reconstrucción del espacio sagrado.
La tragedia obligó a reformular completamente la iniciativa. Ahora, con la estructura destruida, el foco se trasladó a un plan de reconstrucción total, que incluirá la recreación exacta del templo a través de una maqueta física y virtual, levantada gracias al trabajo previo realizado por la Dirección de Arquitectura del MOP.
La mesa técnica de restauración, trabaja con diversos servicios públicos para definir la nueva hoja de ruta. En cada sesión, se revisan los avances y se ajustan los aportes de cada institución, en un proceso que busca devolverle a la ciudad un espacio de profunda identidad religiosa, cultural e histórica. A ocho meses del incendio, el recuerdo sigue vivo, pero también la determinación por reconstruir lo perdido.