
La acción policial desbarató puntos de venta ilegal en la vía pública y ferias navideñas, retirando de circulación cientos de artefactos pirotécnicos que representaban un alto riesgo para la comunidad.
La ciudad estaba a horas de despedir el año. En las calles, el ruido habitual del comercio nocturno, y el ir y venir de vecinos contrastaba con una amenaza silenciosa: la venta clandestina de fuegos artificiales, esa chispa ilegal que cada diciembre vuelve a encender alarmas, pero esta vez, la pólvora no explotó en el cielo. Quedó atrapada en cajas, bolsas y mochilas, bajo custodia policial.
En Alto Hospicio, pasadas las 23:30 horas, las cámaras de televigilancia detectaron un movimiento sospechoso frente al Gimnasio Municipal. Un hombre ofrecía discretamente fuegos artificiales en plena vía pública, aprovechando la aglomeración y la oscuridad. Desde la Central de Cámaras comenzó el seguimiento: el vendedor se desplazó, intentó perderse entre las calles, pero cada paso quedó registrado.
Minutos después, Carabineros llegó al punto exacto. Un control de identidad bastó para confirmar lo evidente: el sujeto portaba 380 fuegos artificiales de distintos tipos, listos para ser vendidos. No hubo negociación ni advertencias. Fue detenido en el lugar por infracción a la Ley de Armas y Explosivos. El individuo, de nacionalidad boliviana, pasará a control de detención durante esta jornada.
UNA TARDE Y UNA NOCHE MARCADAS POR INCAUTACIONES
Lo ocurrido frente al gimnasio no fue un hecho aislado. Fue, en realidad, el cierre de una jornada intensa de operativos preventivos que comenzó mucho antes de la medianoche.
Cerca de las 19:00 horas, en la intersección de avenida Progreso con Hernán Fuenzalida, Carabineros sorprendió a cuatro adultos comercializando pirotecnia de manera abierta. El resultado: 560 fuegos artificiales incautados y los vendedores detenidos en flagrancia.
Horas más tarde, cuando la noche ya avanzaba y el ambiente festivo se concentraba en los espacios navideños, un nuevo procedimiento se desarrolló al interior de la feria ubicada en avenida Tadeo Haenke. Allí, dos locatarios mantenían ocultos —pero a la venta— 452 fuegos artificiales. La intervención fue inmediata: mercadería incautada, puestos intervenidos y dos personas más detenidas.
RONDA PREVENTIVA Y GOLPE A LA VENTA ILEGAL
En Iquique, la ofensiva policial no fue menor. Durante un servicio preventivo ejecutado por Carabineros de la Sección de Intervención Policial, ocho personas fueron detenidas por diversos delitos, varios de ellos vinculados directamente a la pirotecnia ilegal.
Entre los aprehendidos se encontraba una persona con orden vigente por posesión de fuegos artificiales, otra por usurpación de identidad, y seis individuos sorprendidos infringiendo la Ley 17.798, que regula el control de armas y explosivos.
El balance fue contundente: 1.020 fuegos artificiales decomisados y 80 cajetillas de cigarrillos de contrabando, todos destinados a una venta ilegal que no alcanzó a concretarse.
POLVORA BAJO RESGUARDO, RIESGO EVITADO
Todo el material incautado fue remitido al Grupo de Operaciones Especiales (GOPE) de Carabineros, unidad especializada en la manipulación segura de elementos explosivos. Una medida clave para evitar accidentes, lesiones graves y tragedias que cada año se repiten cuando estos artefactos llegan a manos equivocadas.
Las cifras hablan por sí solas: más de 2.400 fuegos artificiales retirados de circulación en una sola jornada. Detrás de cada unidad incautada hay un riesgo menos para niños, mascotas, adultos mayores y para la seguridad de barrios completos.


UNA ADVERTENCIA CLARA
Carabineros fue enfático: la venta, porte y uso de fuegos artificiales están prohibidos en Chile. No se trata de una falta menor ni de una tradición inofensiva. Es un delito que puede terminar en explosiones, incendios, mutilaciones y muertes.
Esta vez, la pólvora no iluminó el cielo. Quedó bajo custodia, en silencio, como prueba de una ofensiva policial que buscó —y logró— algo simple pero vital: que el año nuevo no comenzara con una tragedia anunciada.







