LA ÚLTIMA FOTOGRAFÍA DE KODAK: LA MARCA QUE INMORTALIZÓ RECUERDOS ENFRENTA SU POSIBLE FINAL

La icónica compañía estadounidense, que marcó generaciones y definió el arte de capturar recuerdos, advierte que podría no sobrevivir por falta de liquidez para enfrentar una deuda de 500 millones de dólares. El derrumbe de un gigante que inventó la cámara digital pero no supo aprovecharla.
Por más de un siglo, el nombre Kodak fue sinónimo de fotografía, innovación y recuerdos imborrables. Sin embargo, hoy la compañía que dominó el mercado mundial durante décadas enfrenta una de sus crisis más graves: en su último informe financiero, Eastman Kodak advirtió que no cuenta con la financiación comprometida ni la liquidez necesaria para pagar sus obligaciones de deuda, que ascienden a 500 millones de dólares.
La advertencia no es menor. El propio comunicado, presentado ante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de Estados Unidos, admite que “existen dudas sustanciales sobre la capacidad de la empresa para continuar como negocio en marcha”.
El desplome es tangible en el mercado: las acciones de Kodak se hundieron más de un 25 % en una sola jornada, arrastrando con ellas la esperanza de una recuperación que, en el pasado, la compañía había logrado incluso tras declararse en quiebra en 2012.
Del esplendor absoluto a la fragilidad extrema
Fundada formalmente en 1892 por George Eastman, aunque sus orígenes se remontan a 1879, Kodak revolucionó la fotografía con un concepto simple pero poderoso: “Usted aprieta el botón, nosotros hacemos el resto”.
La primera cámara Kodak, lanzada en 1888 por 25 dólares, democratizó el acceso a la fotografía en un tiempo en que capturar imágenes era un proceso técnico, caro y reservado para expertos. En la década de 1970, Kodak controlaba el 90 % del mercado de películas y el 85 % de las ventas de cámaras en Estados Unidos. Su popular película Kodachrome inspiró incluso una canción de Paul Simon que encabezó las listas en 1973.
Pero la ironía del destino la condenó: en 1975, ingenieros de Kodak desarrollaron la primera cámara digital del mundo, un invento que la propia empresa subestimó para proteger su lucrativo negocio de películas. El retraso en abrazar la fotografía digital permitió que competidores como Canon, Sony y Nikon se adueñaran del mercado.
En 2012, la empresa se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de EE.UU., con 100.000 acreedores y una deuda total de 6.750 millones de dólares. Un año después logró salir del proceso, pero nunca recuperó su antiguo esplendor.
La nueva amenaza: deuda y falta de liquidez
El último reporte de resultados revela que Kodak pasó de una ganancia de 25 millones de dólares en 2024 a una pérdida neta de 26 millones en el trimestre más reciente. La compañía, hoy enfocada en la fabricación de películas para cine, tintas, productos químicos y licencias de marca, intenta obtener efectivo recortando gastos, incluso dejando de financiar su plan de pensiones.
El CEO, Jim Continenza, trató de transmitir optimismo: “Kodak siguió avanzando en su plan a largo plazo a pesar de los retos que plantea un entorno empresarial incierto”. Pero el mercado no le creyó: la advertencia sobre la falta de fondos para pagar la deuda con vencimiento en 12 meses golpeó duramente la confianza de los inversores.
Una historia que puede tener un final definitivo
Kodak ya había tenido un respiro en 2020, cuando el gobierno de Donald Trump la eligió para producir ingredientes farmacéuticos en plena pandemia, lo que disparó sus acciones momentáneamente. Sin embargo, el impulso se desvaneció.
Hoy, el riesgo es existencial. De no conseguir financiamiento o refinanciar su deuda, la empresa que inmortalizó bodas, viajes y momentos familiares durante generaciones podría desaparecer definitivamente.
Si eso ocurre, no solo se extinguirá una marca: también se cerrará un capítulo entero de la cultura visual del siglo XX, un recordatorio de que ni siquiera los gigantes más icónicos están a salvo de las malas decisiones y de no adaptarse a los cambios tecnológicos.