El Obispo de Iquique, Isauro Covili, hizo importantes reflexiones en la Eucaristía del Día de Fiesta, entregando un mensaje de unidad, resaltando el rol de la iglesia en la sociedad y llamando a la construcción de un mejor.
Monseñor Covili profundizó en sus reflexiones haciendo un fuerte llamado a los feligreses para construir un mundo mejor y no quedar indiferente a las situaciones que pasan en la vida diaria.
“Permanecemos indiferentes ante las injusticias, a la violencia, el flagelo del narcotráfico, y tantas otras cosas que se nos hace normales”, expresó la autoridad eclesiástica.
“Hacemos un fuerte llamado a comprometernos para hacer de nuestros barrios, lugares de mayor vida y fraternidad, no tengan miedo a encontrarse con el señor Jesús en nuestras calles, reconociéndolo en el rostro de todos, en el rostro de los pobres, de los migrantes y enfermos”, manifestó.
Covili instó a generar, “una nueva sociedad fundada en la paz y la fraternidad, indígnense ante todas aquellas situaciones en la que la vida y la creación, es menospreciada, herida y asesinada”.
MIGRACIÓN
Además, dedicó varios minutos a referirse a la migración, tema que genera un intenso debate en la ciudadanía. “La migración presenta grandes desafíos a nuestra sociedad, por los mismos pasos fronterizos han llegado familias, honestas y buenas, han pasado también personas vinculadas a bandas delictuales, trayendo consigo intereses oscuros, sin consideración alguna por los derechos algunos y la dignidad de los demás”, planteó.
También criticó el desempeño de las autoridades para poder lograr regular esta situación. “No se ha logrado generar los procesos adecuados de acogida y normas claras para regularizar la situación migratoria y evitar que ellos entren en un espiral de precariedad legal, laboral o familiar”.
Por último, hizo una reflexión y un llamado a las personas migrantes que han llegado al país: “Les expreso nuestro deseo permanente de acogerles y acompañarles, queremos recoger sus experiencias, aprender de sus culturas, diversas a la nuestra, muchas traspasadas por el dolor y la tristeza, queremos que sientan que la Iglesia es su casa y su familia. Que el respeto por su dignidad sean valores que sostengan nuestra convivencia “.