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LA DOBLE HERIDA VERDE DE TARAPACÁ: TALA CLANDESTINA EN LA PAMPA DEL TAMARUGAL Y DEVASTACIÓN DE UN BOFEDAL EN ISLUGA SACUDEN A CONAF

La mañana del 29 de octubre parecía una más en la vasta soledad de la Pampa del Tamarugal, ese territorio donde el viento arrastra siglos de historia y los algarrobos se aferran al desierto como guardianes silenciosos. Pero a veces, incluso los desiertos gritan.

Esa jornada, un patrullaje rutinario de guardaparques de CONAF terminó convirtiéndose en el descubrimiento de uno de los golpes más duros contra el bosque nativo en los últimos meses: dos individuos fueron sorprendidos talando algarrobos a plena luz del día, en un acto tan descarado como devastador.

1.500 kilos de bosque arrancados a la tierra

La escena era tan elocuente como brutal. La camioneta de los infractores —polvo aún fresco adherido a los neumáticos— llevaba cargados cerca de 1.500 kilos de madera nativa, lista para salir de la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal sin que nadie lo notara.

Pero lo notaron.

El patrullaje permitió no solo detener la faena ilegal, sino constatar la corta clandestina de al menos nueve ejemplares de algarrobo, un árbol de valor ecológico incalculable que sostiene la vida, la humedad y los ciclos biológicos del desierto.

“Cada algarrobo que se derriba es un golpe directo al equilibrio ambiental de Tarapacá”, advirtió la directora regional de CONAF, Natalia Ortega Osses, subrayando que la tala de especies nativas no es solo un delito forestal, sino una agresión abierta contra las comunidades que dependen de estos ecosistemas para vivir.

El caso ya está en manos del Juzgado de Policía Local de Pozo Almonte, donde se evaluarán sanciones conforme a la Ley de Bosque Nativo. Pero esa no fue la única alarma que encendió CONAF esta semana.

La otra tragedia: un bofedal arrancado del altiplano

Un día antes, el 28 de octubre, los guardaparques del Parque Nacional Volcán Isluga subieron a la zona de Chaguane para sostener una reunión comunitaria. Lo que encontraron allí fue aún más doloroso.

Los habitantes del sector denunciaron que el bofedal —ese oasis verde que sostiene a cientos de familias y fauna altoandina— había sido gravemente dañado por maquinaria pesada.

400 metros cuadrados devastados: el precio del movimiento ilegal de tierras

La inspección técnica fue lapidaria: 400 m² afectados, una franja completa del sistema hídrico de “La Vertiente”, donde se levanta el estanque que abastece de agua a las localidades desde Chaguane hasta Enquelga.

Una retroexcavadora había ingresado sin autorización, dejando tras de sí huellas profundas: vegetación hidrófila aplastada, suelo compactado, capas arrancadas, porosidad perdida. En palabras simples: el bofedal dejó de respirar.

Y como si eso fuera poco, el daño avanzó también hacia las especies arbóreas. Los guardaparques encontraron seis queñoas totalmente destruidas, un crimen ambiental considerando que esta especie crece lento, sobrevive solo en condiciones extremas y está protegida dentro del parque.

Impacto ambiental de alto nivel

La conclusión de los equipos técnicos fue categórica: lo ocurrido constituye una degradación ambiental severa, con afectación directa al equilibrio hídrico y ecológico del área protegida. Se requerirán medidas urgentes de restauración —y años de recuperación— para que el bofedal vuelva a cumplir sus funciones naturales.

CONAF levanta la voz

La directora regional, Natalia Ortega, fue tajante:
“No toleraremos intervenciones ilegales en nuestras áreas protegidas. Nuestro compromiso con los ecosistemas de Tarapacá es absoluto”.

Ambos eventos —la tala clandestina en la Pampa del Tamarugal y la destrucción del bofedal en Isluga— revelan una misma verdad: los ecosistemas de la región están bajo presión constante, y cada atentado ambiental deja una cicatriz difícil de borrar.

Mientras avanza la investigación, los guardaparques vuelven a la frontera del desierto y el altiplano, donde cada patrullaje puede significar un rescate, una advertencia o la última oportunidad de evitar que el daño sea irreversible.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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