Fue una madrugada difícil. Tal vez, imposible de olvidar. Aquel amanecer, cuando el reloj marcó las 03:34 horas, la vida de muchos chilenos cambió para siempre. Muchas ciudades no volvieron a ser las mismas y en varios casos, hubo que levantarlas desde sus mismos cimientos.
Este jueves se conmemora un nuevo aniversario del terremoto de magnitud 8,8 y posterior tsunami que sacudió a la zona centro y sur de Chile en 2010, que marcó un antes y un después en la vida de cientos de chilenos que perdieron sus viviendas y a sus familiares.
El terremoto y posterior tsunami arrasaron todo a su paso, afectando a numerosas familias que lo perdieron todo. Esta catástrofe provocó una gran destrucción material, dejando una dura tarea que significó llegar con ayuda a los sectores más aislados.
La catástrofe dejó un gran número de pérdidas humanas, con un saldo de 550 fallecidos, lo cual fue un punto de inflexión y dejó una serie de lecciones para modificar y robustecer los procesos de prevención y respuesta ante desastres de esta naturaleza.
CIFRAS DEL 27F
Se trató de un terremoto de magnitud 8,8, con epicentro a 150 kilómetros al noroeste de Concepción, región del Biobío, que remeció violentamente el país por casi cuatro minutos, dejando un saldo de 550 fallecidos y más de dos millones de damnificados.
La catástrofe se vio agravada por un tsunami que impactó las localidades costeras, donde cerca de 500 mil viviendas resultaron gravemente dañadas, convirtiéndose en la peor catástrofe natural en Chile desde el terremoto de Valdivia en 1960.
En Dichato se emplearon 54 mil millones de pesos para la reconstrucción del balneario, para luego continuar con sus actividades en la comuna de Tomé compartiendo con vecinos y dirigentes de la zona.
ROL DE LA EX PRESIDENTA MICHELLE BACHELET
Faltaban solo 13 días para que el primer gobierno de Michelle Bachelet llegara a su final, cuando Chile fue azotado por el segundo terremoto más fuerte en la historia del país y el octavo más fuerte registrado por la humanidad. Más tarde, un tsunami impactó las costas chilenas producto del terremoto, destruyendo varias localidades ya devastadas por el sismo.
La catástrofe no solo significó un gran saldo de muertes y pérdidas materiales, sino que también trajo consigo muchos costos políticos, que hasta el día de hoy, a 15 años del 27F, siguen saliendo a flote.
El blanco de críticas del manejo de la emergencia se centró en quien dirigía el país en ese entonces, la expresidenta Michelle Bachelet, quien ahora, nuevamente, se asoma como una eventual carta presidencial. Se le cuestionó, desde la oposición fundamentalmente, porque habría tomado decisiones ambiguas; por no imponerse, por ejemplo, ante la ausencia en la Onemi del comandante en jefe de la Armada, la madrugada de la emergencia; por su demora en sacar a los militares a la calle, e incluso, por supuestamente, rechazar ayuda internacional.
