En Chile, la profesión de Trabajo Social tiene su origen en el año 1925, por iniciativa del Dr. Alejandro del Río, quien da origen a la primera Escuela de Servicio Social al alero de la Junta Nacional de Beneficencia.
En el país se celebra el Día del/la Trabajador/a Social en conmemoración al hito que marca la disciplina en el año 1950, en que se implementó una intensa jornada de análisis y debate en torno al quehacer profesional, desarrollada desde el 6 al 11 de noviembre de dicho año. El cierre de la jornada derivó en dos hechos de gran trascendencia: en primer lugar, se declara el 11 de noviembre como el día del Asistente Social y en segundo, se constituye la Federación de Asistentes Sociales de Chile, hasta la creación del Colegio de Asistentes Sociales, en octubre del año 1955 por la Ley Nº 11.934.
La rigurosidad de este trabajo llevó a expandir la profesión en toda América Latina. Además, poco a poco, se desarrollaron reflexiones disciplinarias, que se tradujeron en cuestionamientos epistemológicos, metodológicos y políticos de su quehacer.
En la actualidad, la idea se mantiene en pos de mejorar la práctica emancipadora, la disminución de las brechas socioculturales y la facilitación de las equidades entre los grupos prioritarios, por lo tanto, es aún más importante el desafío del Trabajo Social como disciplina, en pos de abordar las situaciones sociales que emergen en un contexto de desigualdad social, económica y política en el país.
