
Una mujer fue detenida en Arica por el delito flagrante de maltrato animal, tras el hallazgo de una cachorra con una grave herida infectada en el cuello y otros tres perros sin alimento ni agua. Detectives de la Bidema de la PDI constataron la situación en una vivienda del sector norte de la ciudad. Los animales fueron rescatados y puestos al cuidado de una agrupación protectora, mientras el caso quedó en manos del Ministerio Público.
El olor a encierro y heridas sin curar flotaba en el aire. En una casa del sector norte de Arica, los ladridos —primero furiosos, luego apagados— rompieron la rutina de la tarde cuando los detectives de la Brigada Investigadora de Delitos contra el Medioambiente y Patrimonio Cultural (Bidema) de la PDI cruzaron el umbral de una vivienda que escondía una historia de dolor animal.
La denuncia había llegado anónimamente. Un aviso urgente, un “por favor vayan” que alertó a la policía sobre lo que parecía un nuevo caso de maltrato animal. Lo que encontraron dentro superó cualquier sospecha.
Una perrita que pedía auxilio en silencio
Entre paredes sucias y un aire cargado de abandono, los veterinarios policiales descubrieron a una cachorra hembra, apenas capaz de levantarse. Su cuello mostraba una herida abierta, una lesión cervical infectada, húmeda y sin tratamiento, rodeada de moscas y dolor. El animal estaba decaído, tembloroso, con la mirada perdida en un rincón del patio.
La subprefecta Marisa Cossio, jefa de la Bidema Arica, relató a los medios que el cuadro era evidente:
“La perrita presentaba una lesión activamente infectada, sin señales de atención médica ni cuidados básicos. Además, se constató la presencia de ectoparásitos y signos de abandono prolongado”.
Junto a ella, otros tres perros fueron hallados en el domicilio: sin agua, sin comida y plagados de pulgas, aunque en condiciones físicas menos críticas.
La intervención policial y la detención
La dueña del inmueble, una mujer chilena que afirmó “quererlos mucho”, autorizó el ingreso voluntario de los detectives. Pero su versión se desplomó cuando los especialistas comprobaron que lo que allí había no era amor, sino negligencia y crueldad.
Fue detenida en el lugar por el delito flagrante de maltrato animal, y los antecedentes fueron derivados al Ministerio Público.
La perrita, junto a los demás canes, fue rescatada y trasladada a una agrupación animalista local, donde comenzó su recuperación. “Está débil, pero tiene ganas de vivir”, dijo una de las voluntarias, mientras la acunaba envuelta en una manta.
El eco del sufrimiento: una historia que se repite
El caso no es aislado. En Arica, las denuncias por maltrato animal se han triplicado en el último año, según cifras regionales. Abandono, golpes, negligencia y hacinamiento son parte de una cadena silenciosa de violencia que, poco a poco, las autoridades buscan desmantelar.
La Bidema ha reforzado sus patrullajes y llamados a denunciar. Cada caso se convierte en una historia de resistencia para los animales que sobreviven al abandono humano.
Un delito que ya no se puede ocultar
En Chile, el maltrato animal es un delito sancionado por la Ley N° 21.020, conocida como “Ley Cholito”, que castiga con multas y hasta penas de cárcel a quienes provoquen sufrimiento o daño a los animales.
Sin embargo, la práctica persiste y, como en este caso, sigue encontrando sus víctimas entre los más indefensos.
“Estos animales no pueden defenderse. Es responsabilidad de todos darles voz”, añadió la subprefecta Cossio, mientras la patrulla abandonaba la escena con los perros rescatados.
Una segunda oportunidad
Al caer la tarde, el sol teñía de naranja los cerros áridos del norte, mientras la perrita rescatada dormía por primera vez sobre una frazada limpia. Su respiración, débil pero constante, marcaba el inicio de una nueva vida.
Los detectives cerraron el caso en terreno con una frase que resume el espíritu de la jornada:
“Hoy salvamos cuatro vidas, pero aún queda mucho por hacer”.







