El guitarrista, cantante y compositor, falleció el 18 de septiembre de 1970 a los 27 años en una habitación de hotel y en confusas circunstancias que aún se desconocen.
Según nos relata el diario El País, en el último concierto que ofreció en su vida Jimi Hendrix fue abucheado. Ocurrió el 6 de septiembre de 1970, 12 días antes de su muerte, en un festival llamado Peace and Love, en la isla de Fehmarn, Alemania. Repleto de miembros del bando más violento de los motoristas Ángeles del Infierno, atacado por tormentas y lleno de hogueras para combatir el frío, allí nadie tenía ánimos para defender el emblema del festival: paz y amor. A la hora prevista para la salida de Hendrix un vendaval lo impidió. La actuación no pudo celebrase. Los Ángeles del Infierno no se lo tomaron amigablemente. Sonaron algunos disparos. El recital se pospuso hasta el día siguiente, al mediodía. Cuando Hendrix salió a la tarima comenzaron los abucheos: gente aterida de frío, enfadada por el retraso, moteros con ganas de seguir las algaradas. “Vete a casa”, se escuchó. El músico se acercó al micrófono: “Paz de todos modos, paz”. Las voces de desaprobación continuaron. “Si vais a abuchear al menos que sea afinando”, tiró de ironía el guitarrista y comenzó con una furiosa versión de Killing floor, tema del músico de blues Howlin’ Wolf.
“Todos querían un pedazo de él: discográficas, ‘managers’, ‘groupies’… Estaba siempre en la primera línea. Y eso es muy dañino para alguien, más si eres una persona tan creativa como él», dice Harry Shapiro, autor de ‘Jimi Hendrix: Electric Gypsy’
Las protestas remitieron para dejar paso a una intensa lluvia. Hendrix recibía pequeñas descargas eléctricas cuando se acercaba al micrófono. Todo era desagradable y violento. Acabó el recital con una buena interpretación de Voodoo Child. Cuando Hendrix se marchó, los moteros treparon al escenario y lo arrasaron. “No fue feliz en el tramo final de su vida”, señala por teléfono desde Londres el escritor Harry Shapiro, seguramente la persona que más lejos ha llegado en la investigación de la muerte del mito y autor de Jimi Hendrix: Electric Gypsy. “Todo el mundo quería un pedazo de Jimi Hendrix: discográficas, managers, groupies, prensa… Estaba siempre en la primera línea. Y eso es extremadamente dañino para alguien, más si eres una persona tan creativa como él. La gente no quería escuchar nuevas canciones. Querían siempre las mismas, que él tocase con los dientes, que rompiese la guitarra… Jimi estaba harto y muy frustrado de todo eso”, explica Shapiro.
Durante los últimos 52 años se han puesto sobre la mesa hasta cuatro versiones sobre la causa de la muerte prematura con 27 años del que para la mayoría de los especialistas es el mejor guitarrista de rock de la historia: el suicidio por una vida infeliz; asesinado por su manager, el viscoso Michael Jeffery, para cobrar el seguro y acuciado por las deudas que tenía con la mafia; instigada por la CIA, en una época de revueltas raciales (Hendrix era un negro adorado por los blancos); y, la oficial, asfixiado en su vómito por unas potentes pastillas para dormir mezcladas con alcohol.