
El vehículo de matrícula peruana parecía avanzar con normalidad por la extensa planicie del desierto nortino. Había cruzado el control del Complejo Fronterizo de Chacalluta como cualquier otro automóvil de turistas, pero algo en el comportamiento de sus ocupantes llamó la atención de los detectives de la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado (Brianco) de la PDI de Arica. Lo que comenzó como una inspección de rutina terminó convirtiéndose en un nuevo golpe al tráfico de drogas en la frontera norte.
En su interior viajaban dos mujeres de nacionalidad peruana que, a primera vista, simulaban estar de paso por la ciudad. Sin embargo, los agentes, que ya habían seguido la pista de una estructura criminal transnacional, descubrieron que el automóvil había sido modificado para esconder cargamentos ilícitos. Al revisar sus compartimentos ocultos, el hallazgo fue contundente: 23,4 kilos de clorhidrato de cocaína y más de un kilo de ketamina cuidadosamente embalados.
“Se trata de un trabajo conjunto con la Fiscalía de Arica que permitió establecer el modus operandi de una organización que buscaba ingresar droga a Chile desde Perú utilizando vehículos acondicionados”, explicó la subprefecta Geraldine Chacana, jefa (s) de la Brianco.
La operación no fue fruto del azar. La Unidad de Análisis Criminal y Focos Investigativos del Ministerio Público había detectado movimientos sospechosos y patrones de traslado que reforzaban la hipótesis de un corredor activo de droga en la frontera. Las imputadas, que intentaban ingresar en calidad de turistas, se convirtieron en eslabones claves para entender la magnitud de la red.
El cargamento incautado representa miles de dosis que no alcanzaron a circular en los barrios del norte ni en otros destinos del país. Tanto la cocaína como la ketamina tienen un alto valor en el mercado ilícito, especialmente en fiestas electrónicas y circuitos juveniles, lo que refuerza la importancia del decomiso.
Tras la detención, el Ministerio Público instruyó que ambas mujeres fueran puestas a disposición del Juzgado de Garantía de Arica, donde enfrentarán cargos por tráfico de drogas en calidad de flagrancia.
El operativo refuerza la tensión permanente que se vive en la frontera norte, donde la vigilancia se ha intensificado ante el constante flujo de vehículos que intentan traspasar estupefacientes al país. Cada decomiso no solo refleja la capacidad de las organizaciones criminales para innovar en sus métodos, sino también la presión diaria que enfrentan las policías y fiscales para contener el avance del narcotráfico.
