GOBIERNO DE VENEZUELA ACUSA A TRUMP DE “AMENAZA COLONIAL” TRAS SU LLAMADO A EVITAR EL ESPACIO AÉREO DEL PAÍS
Venezuela rechazó este sábado las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien pidió a aerolíneas, pilotos y grupos criminales “considerar cerrado por completo” el espacio aéreo venezolano, un mensaje que Caracas catalogó como “hostil, arbitrario y contrario al Derecho Internacional”.
El canciller Yván Gil afirmó en un comunicado que Washington “intenta insólitamente dar órdenes y amenazar la soberanía venezolana”, lo que calificó como parte de una política de agresión con pretensiones coloniales. El Gobierno sostuvo además que las palabras de Trump constituyen “una amenaza explícita de uso de la fuerza”, prohibida por la Carta de la ONU.
La administración de Nicolás Maduro reiteró que Venezuela no aceptará injerencias ni imposiciones extranjeras, y recordó que su espacio aéreo está protegido por las normas de la OACI. También acusó a Estados Unidos de suspender unilateralmente los vuelos de repatriación de migrantes venezolanos, tras haberse concretado 75 operaciones este año.
Pese al aumento de tensiones, el Aeropuerto Internacional de Maiquetía operó con normalidad durante la jornada, con vuelos desde Barbados y Bogotá, así como salidas hacia Panamá, Curazao y La Habana. Fuentes locales aseguraron que los retrasos registrados no guardan relación con los anuncios de Trump.
El mensaje del mandatario estadounidense surge en medio del despliegue de más de 15.000 militares y buques de guerra en la región bajo la llamada “Operación Lanza del Sur”, y tras sus afirmaciones de que podría actuar “muy pronto por tierra” contra supuestos narcotraficantes vinculados a Venezuela. Caracas denuncia estos movimientos como una “amenaza” directa.
Mientras Trump intensifica su presión y sostiene que busca frenar el tráfico de drogas y la migración irregular, Maduro responde reforzando su discurso de resistencia. El mandatario aseguró esta semana que “Estados Unidos no podrá derrotar a Venezuela”, en un país donde la población vive entre la incertidumbre y la cautela ante el recrudecimiento del conflicto político entre ambas naciones.
