NacionalNoticias

FUEGO CRUZADO EN PANTALLA: EL ÚLTIMO DEBATE PRESIDENCIAL QUE SACUDIÓ LA CARRERA HACIA LA MONEDA

A solo días de las elecciones, los ocho candidatos presidenciales protagonizaron un debate cargado de tensiones, ironías y golpes directos. Kast endureció su discurso contra el gobierno, Jara buscó desmarcarse de La Moneda, Matthei sorprendió al confrontar al republicano, y Kaiser agitó las aguas con polémicas declaraciones. Entre promesas, silencios y frases que resonaron, la noche dejó en evidencia que el escenario electoral chileno está más polarizado que nunca.

Era lunes, pero parecía domingo de final. Las cámaras de TVN encendieron sus luces y el país entero se detuvo frente a las pantallas. Ocho rostros, ocho discursos, un mismo propósito: conquistar los últimos corazones indecisos antes del domingo 16 de noviembre, cuando Chile decida quién ocupará el sillón presidencial.

El debate organizado por Anatel fue el ring final. Allí, cada candidato jugó su última carta, algunos con guante blanco, otros con los puños desnudos.

José Antonio Kast: el retorno del “orden”

Con su clásica calma de hierro y el gesto impasible, José Antonio Kast desplegó su guion conocido: seguridad, control y mano firme.

Dijo lo de siempre, pero más alto. Señaló que “Chile vive con miedo” y culpó al gobierno por “haber fracasado en proteger a los ciudadanos”. Citó incluso a alcaldes oficialistas que pidieron ayuda al Presidente Boric, recordando que “si se hubiesen aplicado sus medidas en 2021, hoy el país sería distinto”.

Intentó, a toda costa, dejar a Jeannette Jara pegada al gobierno, tildándola de “la candidata de la continuidad” y de “la ministra del desempleo”.

Pero el momento incómodo llegó cuando Evelyn Matthei lo encaró sin nombrarlo, aludiendo al polémico vidrio antibalas que lo protegió en un acto en Viña del Mar. Kast esquivó el golpe con una frase que sonó más a eslogan que a respuesta:

“Las medidas de seguridad no se comentan, se ejercen”.
Fue su línea del debate, pero también su muro.

Jeannette Jara: la ministra que no quiere parecerlo

La candidata del oficialismo llegó sonriente, decidida a marcar distancia de La Moneda.
“Yo sí habría saludado a Milei de pie”, dijo, mirando a cámara, en clara alusión al desaire del Presidente Boric en Bolivia. La frase, corta pero filosa, corrió por redes como pólvora.

Jara se apoyó en su gestión como ministra del Trabajo, recordando la reforma de pensiones que impulsó, y apuntó a Kast por sus “recortes de derechos sociales”, pero también lanzó dardos hacia su propio sector: exigió resolver la megatoma de San Antonio y cuestionó la lentitud del Ejecutivo ante el caso del exsubsecretario Monsalve.

Entre las luces del estudio y el calor del debate, Jara dejó entrever un cansancio político: “No soy Boric, y no soy solo comunista”, dijo, al anunciar que planea congelar o renunciar al PC. Una maniobra audaz para conquistar el voto de centro.

Evelyn Matthei: la mujer del golpe certero

Si el debate tuviera banda sonora, el ingreso de Matthei sonaría con una batería. Llegó con energía y mordacidad.

Sin pronunciar el nombre de Kast, lanzó el dardo más comentado de la noche:

“No me escondí nunca detrás de un vidrio”.
La frase retumbó en los estudios y en redes sociales.

La candidata de Chile Vamos mezcló rigor técnico y sarcasmo político. Ironizó con Marco Enríquez-Ominami, diciendo: “No sabís mucho de economía, querido Marco”, y defendió su propuesta de pie cero para la vivienda como su sello social.

Sin embargo, su ímpetu la llevó al borde del exceso: al hablar de seguridad, dijo que los criminales debían terminar “en la cárcel o en el cementerio”. Su frase desató incomodidad entre los sectores más moderados de su coalición.

Johannes Kaiser: el rebelde del tablero

El diputado republicano irrumpió como una chispa en gasolina. Fue quien encendió la primera polémica al acusar al Partido Comunista de bloquear proyectos de seguridad.

“¿Cómo van a gobernar si su propio partido votó en contra de sus leyes?”, lanzó mirando a Jara.
El golpe fue tan duro que la candidata tuvo que responder en vivo: “Eso no es verdad”. Kaiser pidió fact checking.

En materia de seguridad, prometió mano dura sin matices, defendiendo incluso operativos policiales extranjeros que terminaron con más de 100 muertos.

Y, en un gesto inesperado, al final del debate le entregó una flor a Matthei por su cumpleaños 72, una escena que desconcertó a todos.

Franco Parisi: el eterno outsider

Desde su rincón y con tono profesoral, Parisi ofreció un catálogo de promesas tan abundante como ambicioso.

Prometió terminar con el terrorismo en La Araucanía “en ocho meses”, eliminar el financiamiento público a los partidos y permitir “un retiro no inflacionario” para mujeres.

Y, fiel a su estilo, no perdió ocasión para reivindicarse: “Yo sí soy economista titulado”, lanzó, recordando la polémica por la tesis robada de Matthei.

Sin embargo, su discurso de “independiente” perdió brillo al recordársele que lidera un partido que, aunque sin diputados, está más dentro del sistema de lo que él admite.

Harold Mayne-Nicholls: el técnico sin estridencias

El exdirigente deportivo fue el candidato más sereno del panel. Sin levantar la voz, cuestionó la obsesión por la seguridad extrema:

“Cada debate habla de fuerza y castigo, pero nadie de humanidad”.
Su intervención fue breve, elegante y, para muchos, insuficiente. Evitó definiciones sobre temas sensibles como Minera Dominga, y terminó pareciendo un espectador más que un protagonista.

Marco Enríquez-Ominami: el viejo conocido

MEO volvió a escena con su estilo de siempre: frases encendidas y mirada de campaña eterna.
Apeló a la emoción, criticó los discursos duros y habló de “la pérdida de humanidad” en la política chilena.

Aunque se mostró sólido frente a cámaras, sus respuestas vagas y su falta de definiciones concretas hicieron que, una vez más, su participación pareciera un eco de debates pasados.

Una noche de definiciones

El último debate no tuvo ganadores indiscutidos, pero sí dejó imágenes imborrables:
Matthei enfrentando a Kast sin nombrarlo, Jara alejándose del gobierno que la formó, Parisi vendiendo certezas a golpe de promesa, y Kaiser provocando titulares con cada frase.

Chile vio, en cuatro horas de televisión, una radiografía de su política actual: polarizada, agotada y con discursos que se repiten más rápido que se resuelven.

Las luces del estudio se apagaron, pero el eco del debate seguirá sonando hasta el domingo, cuando la verdadera encuesta se escriba en las urnas.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

Artículos relacionados

Botón volver arriba