
La región enfrenta una red de cruces irregulares que operan con “flujos normales” de personas y vehículos, facilitando el crimen organizado. El Core anunció nuevas medidas de fiscalización en zonas extremas del altiplano.
Una radiografía alarmante sobre la situación migratoria en el extremo norte del país fue expuesta en la primera sesión extraordinaria del año del Consejo Regional (Core) de Arica y Parinacota. En la instancia, se reveló que existen 50 pasos fronterizos no habilitados, de los cuales 37 presentan un cruce (flujo) constante de personas y vehículos, lo que ha abierto una peligrosa ventana para el crimen organizado internacional.
Los flujos clandestinos que atraviesan estas rutas informales no solo son frecuentes, sino también extremadamente riesgosos. Según se detalló, muchos de estos pasos se ubican en quebradas, cerros y zonas desminadas, además de presentar condiciones climáticas extremas, con altas temperaturas durante el día y frío intenso por las noches.
En este contexto, el Core analizó el impacto que esta situación tiene en la seguridad de las comunas rurales del altiplano, las cuales enfrentan una doble amenaza: la presión migratoria desbordada y la expansión de redes criminales dedicadas al tráfico de drogas, armas y personas.
Para enfrentar esta problemática, las autoridades anunciaron la reposición de vehículos y la adquisición de equipos de rayos X portátiles para el Servicio Nacional de Aduanas, con una inversión cercana a los $800 millones. Estos equipos permitirán realizar controles móviles en sectores de difícil acceso, fortaleciendo así la fiscalización en zonas donde la presencia del Estado es casi nula.
La medida busca frenar el avance del crimen transnacional que se instala en la región, aprovechando la falta de resguardo en una frontera que, pese a su complejidad geográfica, se ha vuelto altamente permeable.