
Chile enfrenta un desafío migratorio sin precedentes. Entre 2021 y 2025, más de 91 mil personas ingresaron de manera clandestina al país por pasos no habilitados, y las cifras del primer semestre de 2022 marcaron un récord histórico, con cerca de 32 mil ingresos irregulares, la mayor cantidad registrada en años recientes.
El fenómeno no solo refleja la persistencia de la migración venezolana —que representa más del 75% del total de ingresos—, sino también un creciente flujo de cubanos y ecuatorianos, revelando una transformación en la composición de la migración irregular hacia Chile.
“Si en Parinacota, en pleno altiplano y desierto, tres de cada cuatro personas que cruzan el territorio son venezolanas y sortean hasta ocho retenes con solo dos carabineros cada uno, entonces no hay capacidad de respuesta efectiva”, advirtió Manuel José Ossandón (RN).
Abril: el mes más crítico
Entre enero y junio, abril se convirtió en el epicentro de la migración clandestina, con más de 20 mil ingresos, mientras que junio registró la menor cifra, rondando los 12.500 pasos irregulares. Este movimiento evidencia tanto la persistencia de flujos irregulares como la necesidad urgente de reforzar los resguardos fronterizos y la institucionalidad migratoria.
“No es realista pensar que podemos expulsar a cientos de miles de extranjeros, cuando anualmente solo se retiran entre mil y dos mil personas. Tampoco podemos encarcelarlos si el sistema penitenciario está colapsado”, señaló Juan Pablo Ramaciotti, director ejecutivo del Centro de Políticas Migratorias.
Los números detrás del flujo
El estudio detalla que, tras la flexibilización de restricciones sanitarias en 2022, ingresaron ciudadanos de diversas nacionalidades:
- Venezolanos: 74,97% – 75,37%
- Colombianos: 7,8% – 9,1%
- Bolivianos: 5,9%
- Ecuatorianos: 1,61% – 2,63%
- Haitianos, dominicanos, cubanos y peruanos completan el resto de los registros
El informe advierte que, además del aumento en los números, el cambio en la composición de los países de origen genera nuevos desafíos para el control migratorio y la integración de estas comunidades en el país.
Colapso institucional y presión sobre el sistema
El sistema penitenciario, particularmente en regiones como Arica, enfrenta un colapso crítico: reclusos sobrepasan con creces la capacidad de los recintos, lo que limita la posibilidad de sancionar legalmente a quienes ingresan clandestinamente.
“El complejo de Acha, diseñado para 1.200 reclusos, alberga actualmente a 2.500 personas. La falta de personal, fallas estructurales y escasez de elementos de seguridad hacen de este un problema urgente”, advirtió Pedro Sandoval, dirigente de la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios (Anfup).
Mirando hacia el futuro
Especialistas plantean que regularizar a quienes ingresaron de manera irregular, siempre que no tengan antecedentes penales, es la única estrategia viable a corto plazo. Además, se subraya la necesidad de implementar medidas de control más eficaces, infraestructura reforzada y políticas migratorias claras, que consideren tanto los factores internos como los movimientos migratorios de la región.
El fenómeno de la migración clandestina hacia Chile es un desafío complejo, con múltiples aristas y actores, y plantea la urgencia de repensar la seguridad fronteriza, la institucionalidad y los mecanismos de integración en un país que hoy se encuentra en la encrucijada de una de las crisis migratorias más intensas de su historia reciente.