
La Federación Venezolana de Fútbol (FVF) alzó la voz tras los episodios de xenofobia sufridos por los jugadores Miguel Navarro y Jhoagny Contreras, quienes denunciaron ataques discriminatorios dentro y fuera de las canchas. En un comunicado oficial publicado en redes sociales, la entidad fue enfática: “Ninguna forma de discriminación tiene cabida en el fútbol ni en la sociedad”.
El organismo recalcó que estas situaciones no son hechos aislados. Según la FVF, varios futbolistas venezolanos han sido blanco de este tipo de agresiones, lo que motivó a elevar el caso a instancias como CONMEBOL y FIFA, además de solicitar acciones concretas a autoridades locales y ligas profesionales. La federación enfatizó su respaldo a los jugadores, declarando que “no están solos” y que el país los respalda.
Por su parte, Jorge Giménez, presidente de la FVF, se sumó al apoyo mediante su cuenta de Instagram: “¡Estamos con ustedes! @jhoagnycontreras @miguelnavarro06”. El dirigente también remarcó que el fútbol debe ser un “espacio de respeto, unión y encuentro entre culturas”, dejando claro el compromiso de trabajar por un entorno libre de odio e intolerancia.
En paralelo, la polémica se trasladó a otro frente. El paraguayo Julio Enciso salió en defensa de su compatriota Damián Bobadilla, acusado por Navarro de comportamientos discriminatorios. Enciso alegó haber sido insultado por el venezolano en un duelo eliminatorio y dijo haber optado por el silencio en su momento. “Primero hay que ser ejemplo”, escribió en sus redes, alimentando aún más la tensión.
La situación también impactó en el fútbol femenino chileno. La jugadora Jhoagny Contreras, que milita en Deportes Iquique, denunció públicamente haber sido víctima de insultos xenófobos durante un partido ante Deportes Recoleta. Su testimonio dio fuerza al comunicado de la FVF, evidenciando que la discriminación no distingue géneros ni categorías. Lo ocurrido con Contreras refleja que, más allá del alto rendimiento, el problema también golpea en ligas donde muchas veces el foco mediático es menor, pero el daño es igual de profundo.