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REPORTAJE: ¿ES TARAPACÁ UNA REGIÓN INCLUSIVA?

Desde que comenzó a ir al kínder, Eduardo Guzmán, se sintió diferente. “Me empecé a dar cuenta de mi tartamudez en la edad escolar. Parte de la rutina a la que estabas expuesto diariamente era leer en voz alta, exposiciones orales, decir mi nombre al pasar la lista de asistencia. Yo comenzaba a tartamudear y el resto se reía de mí. Ahí empecé a tomar mayor conciencia de mi tartamudez”, contó a Vilas Radio 100.1FM.

No solo en situaciones académicas, sino del día a día Eduardo notó esa mirada distinta y discriminatoria. “Las personas que tartamudeamos vivimos una serie de desafíos que, a vista de los demás, son sencillas, pero para nosotros no. Ir a comprar el periódico, ir al minimarket, dar tu número rut en el supermercado o decir tu pedido en un restaurante. Son cosas que continuamente te hacen sentir distinto”, explicó.

Eduardo ahora tiene 37 años y en su proceso de crecimiento fue notando que los cambios para sentirse mejor en estas situaciones tendrían que venir de él mismo. “Cuando era más pequeño me afectaba mucho la respuesta de los demás: que se rían de ti, que te miren raro, que te digan ‘oye, pero relájate’ o, que te apuren. Yo no decía nada a la otra persona y me dejaba esa sensación negativa. Cuando me fui haciendo mayor le resté importancia a lo que el resto pueda pensar”, sostuvo.

En este punto, entra la Fundación Chilena de la Tartamudez. Una organización sin fines de lucro, que nace con el objetivo de apoyar a quienes tartamudean y sus familias. Además, educar, visibilizar y crear conciencia en la sociedad sobre esta condición. Eduardo es uno de los directivos de la fundación porque comenzó en mayo de 2020 a ser embajador de la misma.

“Opté por mostrar qué es efectivamente la tartamudez y así ayudar a desmitificar muchos de los mitos que hay alrededor de ella. Busqué hablar sobre tartamudez e ir educando a las personas, aprovechando las plataformas que tenemos en redes sociales”, dijo Guzmán.

Así, comenzó a participar como embajador en la fundación. “Me di cuenta de que había mucha gente que tartamudeaba igual que yo. Antes de eso, yo también tenía una plataforma personal donde compartía videos sencillos y didácticos con este objetivo”, comentó.

La tartamudez, científicamente conocida como disfemia, es un trastorno que afecta la fluidez del habla y puede ser permanente o temporal. Este cuadro clínico, afecta según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 70 millones de personas a nivel mundial, equivalente al 1% de la población. Por ello, el 22 de octubre se conmemoró el Día Mundial del Conocimiento de la Tartamudez, para concientizar y sensibilizar sobre este padecimiento.

DE PEQUEÑAS A GRANDES DISCRIMINACIONES

Tomás González tiene 9 años y en su mirada se transmiten emociones que su mamá entiende a la perfección. Tomás se diferencia por su gran sonrisa y su capacidad de aprender cuando va a su Colegio Manuel Castro Ramos al que solo alcanzó a ir 3 semanas, las cuales disfrutó pese a lo corto de su asistencia y que se interrumpió por la pandemia de Covid19.

“Nosotros como familia intentamos tener la inclusión escolar desde que era pequeño. Cuando ya le tocó ingresar a la salacuna, nos encontramos con la sorpresa de que, a sus 11 meses, se hacían discriminaciones arbitrarias por su condición de Síndrome Down: por ejemplo, nos solicitaron que la guagua tuviera una tutora. Algo que es imposible con apenas 11 meses de edad”, recordó Francisca Cuéllar, su mamá.

La Organización Mundial de la Salud indica que el síndrome de Down es una alteración genética causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual.  La incidencia estimada del síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre 1 de cada 1.000 y 1 de cada 1.100 recién nacidos.

Siendo tan pequeño, Tomás recibió incluso malos tratos de una educadora que fue llevada a la Superintendencia de Educación, pero al no contar con pruebas, no pudo haber ninguna medida correctiva. “En el área escolar el camino de la inclusión nos ha costado bastante y, con lo del maltrato, decidimos inscribirlo en la escuela Especial Flor del Inca y comenzamos a ver muy buenos resultados”, indicó Cuéllar.

Sin embargo, para su familia no estaba bien que Tomás no tenía que estar en una escuela especial. “Yo sentía que, como madre, estaba vulnerando su derecho a tener una educación regular e inclusiva, donde él se pudiese relacionar con todo tipo de niños y, viceversa”, sostuvo la mamá de Tomás.

¿Cómo vive su familia la inclusión? “Tomás es mi hijo. Nosotros jamás le hemos puesto límites y siempre hemos exigido que no le hagan concesiones por su condición y, esto es lo que hemos aprendido. En lo personal, él me eligió su mamá para enseñarme a perseverar en cosas que yo no era muy buena”, sostuvo.

ACCESIBILIDAD UNIVERSAL

El seremi de Educación de Tarapacá, Claudio Chamorro, señaló que todos los establecimientos educacionales que cuentan con Reconocimiento Oficial del Ministerio de Educación (Mineduc), independiente de su tipo de financiamiento (subvencionados, particulares subvencionados y particulares pagados) deben cumplir con las condiciones exigidas a partir de la entrada en vigencia de la Ley 20.422 de Accesibilidad Universal (4 de marzo 2019).

“Los proyectos e iniciativas que financia el Mineduc tales como conservaciones, mejoramientos integrales y reposiciones, están relacionados con el cumplimiento del total de las normativas vigentes, siendo la Accesibilidad Universal una de ellas”, sostuvo Chamorro.

El seremi de Educación añadió que fue a partir del 2019 que se instó a los sostenedores a incorporar accesibilidad universal e iniciativas inclusivas en sus proyectos, ejecutando adecuaciones y habilitaciones de esta línea en la mayoría de los planteles educativos. Aquellos que no incorporan al 100% esta exigencia, se encuentran trabajando para completarla en el corto plazo.

“Para este año, el Ministerio de Educación realizó un aporte en apoyo a la mejora de infraestructura y diseño de establecimientos públicos de las provincias de Iquique y El Tamarugal.  Específicamente en la comuna de Pozo Almonte se destinaron más de $295 millones, en Alto Hospicio, $340.145.082 y, para Iquique, $424.848.902”; precisó Chamorro.

Respecto a la accesibilidad universal en el aprendizaje, a partir de 2012, el Ministerio de Educación inicia un trabajo orientado a entregar tecnología y acciones formativas con foco en estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE), derivadas de discapacidad y/o de una situación de enfermedad, beneficiando a la fecha a cuatrocientos ochenta y ocho (488) establecimientos educacionales a nivel nacional.

De este modo, en cada uno de los proyectos implementados en conjunto con la Unidad de Educación Especial de la División de Educación General (DEG), se busca que los establecimientos educacionales utilicen la tecnología entregada, mejoren sus prácticas pedagógicas, apliquen propuestas metodológicas y didácticas que favorezcan en las y los estudiantes el acceso, la comunicación, la participación y el aprendizaje, contribuyendo al desarrollo de una educación inclusiva al interior de la comunidad educativa.


TRABAJO E INCLUSIÓN LABORAL

Emir Peña trabaja actualmente en una óptica en plena calle Vivar. Es el encargado desde el 2011 de la dirección técnica frente al Servicio de Salud de Iquique. “En principio, no existe empatía en la locomoción colectiva y, es imposible subirte a una micro estando en silla de ruedas. Yo tuve que comprarme un auto y adaptarlo para poder movilizarme desde Alto Hospicio a Iquique”, informó.

Peña describió que tuvo una buena disposición de sus ex empleadores cuando regresó de Santiago a Iquique, luego de un año de rehabilitación. “Con el trabajo me ha ido bien. Lo que no está bien en Iquique y, en general en la región, es que deba transitar una cuadra entera porque no encuentro una bajada para mi silla de ruedas”, destacó.

Su testimonio se torna duro, cuando relata qué sucede al no encontrar acceso universal en las calles de Iquique. “Sencillamente yo salto. Levanto las ruedas chicas de la silla hasta llegar al borde y caer. He hecho esto en alturas de 40 y 50 centímetros. Ahora, subirlo es un poco más complicado”, describió.

Sin embargo, Peña se toma con humor la vida. “Hay situaciones chistosas que pasa en mi casa. Mi señora, que me conoció después del accidente, a veces me pone una silla en el comedor y yo le dijo: pero oye, si yo tengo mi silla”, indicó.

Por su parte, Rubén Martínez, empresario gastronómico, manifestó que actualmente trabaja con una persona en situación de discapacidad. “Estamos avanzando como sociedad y, la inclusión ya no es un tema ajeno. Como empresarios tenemos la obligación de ser inclusivos, de adecuar nuestros espacios con acceso universal. La empatía siempre debe prevalecer antes que lo económico”, refirió.

“Según el último Estudio Nacional de la Discapacidad, ENDISC II, realizado por Senadis, en Tarapacá viven alrededor de 43.500 personas con distintos tipos de discapacidad, que representan más del 13% del total de la población regional”, explicó Christian Cortés, director regional (s) de Servicio Nacional de la Discapacidad.

“La evaluación que hacemos desde nuestro el Ministerio de Desarrollo Social es muy positiva, ya que, desde su implementación, más de 110 personas con discapacidad han sido contratadas en Tarapacá, la mayoría de ellas de forma indefinida. Cerca de 50 empresas han dispuesto espacios laborales para personas con discapacidad bajo el alero de la ley 21.015 en nuestra región, y sabemos que este número irá aumentando progresivamente, apuntando así a la inclusión real en el mundo laboral”, comentó la seremi de Desarrollo Social y Familia, Katherine Aliaga.

¿DÓNDE ESTÁ LA INCLUSIÓN?

En Iquique, específicamente en Playa Cavancha, viene realizándose desde el año 2019 el proyecto para contar con una playa inclusiva. La iniciativa, a cargo del municipio de Iquique, es una inversión de 286 millones de pesos, financiados por el Fondo de Inversión Local (FRIL), del Gobierno Regional.

El municipio, en su momento, informó que los trabajos se habían visto afectados por el estadillo social de octubre del año pasado y, que comenzaría a funcionar en la quincena de enero de 2020, sin que a la fecha se haya anunciado su puesta en funcionamiento.

A estas obras, se suman otras como el proyecto de Conservación de aceras con accesibilidad universal en principales vías del centro de Iquique, Tarapacá y Vivar, una obra que financiada con recursos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

De esta forma, se comenzaron a intervenir desde el 2018 las dos principales arterias del centro de Iquique, Tarapacá y Vivar, donde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, a través de Serviu Tarapacá, ha estado cambiando aceras y soleras, dotándolas de accesibilidad universal y mobiliario inclusivo, similar al del par vial O’Higgins-Bulnes.

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