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EL ÚLTIMO ADIÓS A ESTEBAN HERMOSILLA: UN ÁNGEL QUE UNIÓ A UN PAÍS ENTERO EN LÁGRIMAS, AMOR Y EXIGENCIA DE JUSTICIA

Entre globos blancos, pétalos y un silencio que pesaba más que el aire, miles de personas acompañaron el cortejo fúnebre del pequeño Esteban Hermosilla, el niño de 12 años que perdió la vida en medio de una persecución policial en Recoleta. Su familia, quebrada por el dolor pero sostenida por la solidaridad del país, agradeció el cariño recibido “desde el Presidente hasta el más humilde vecino”. La ministra Camila Vallejo y el delegado Gonzalo Durán asistieron al Cementerio Parque del Recuerdo, donde Esteban fue despedido como lo que todos lo llamaron: un ángel que no merecía morir.

El sol caía con una tibieza engañosa sobre las calles de Recoleta. Era jueves, pero el día tenía la textura de un duelo nacional. A un costado de la calle México, un silencio sepulcral se rompía apenas por el sonido de los motores encendidos: el cortejo fúnebre de Esteban Hermosilla, el niño de 12 años que se transformó —sin quererlo, sin saberlo— en símbolo del dolor, la impotencia y la inocencia truncada.

El féretro, cubierto de flores blancas, avanzaba lentamente mientras las manos temblorosas de vecinos y compañeros del colegio Rafael Sanhueza Lizardi lanzaban pétalos al aire. No era un adiós cualquiera. Era un reclamo silencioso contra la violencia que arrebata vidas inocentes, un grito contenido que se mezclaba con las lágrimas de miles de personas que jamás conocieron al pequeño, pero que sintieron su partida como propia.

Era un ángel… solo dar las gracias por todo el apoyo”, dijo con la voz quebrada René Fuentes, tío de Esteban, mientras intentaba sostener las palabras entre los sollozos. “Hemos sentido el amor y el cariño de todos… de todas partes”, repitió, como quien se aferra a la única certeza en medio de la tragedia.

Un país que se detuvo para despedirlo

Más de cincuenta vehículos siguieron el cortejo, acompañados por una escolta de Carabineros. Las calles se llenaron de pañuelos, aplausos y oraciones. La caravana se detuvo frente al colegio donde Esteban estudió hasta hace apenas unos días, y luego en la Pérgola de las Flores, donde la lluvia de pétalos blancos fue también una promesa: la de no olvidar.

En el Parque del Recuerdo, el féretro fue recibido por una multitud que desbordó los estacionamientos. Allí estaban autoridades de Gobierno, familiares, compañeros de curso y cientos de desconocidos que solo querían estar presentes.

Nuestros niños deben estar protegidos, seguros en la calle y en el colegio. Esto no puede volver a pasar”, expresó la ministra vocera Camila Vallejo, con la voz contenida y los ojos enrojecidos. “Proteger a nuestros niños es tarea de todos, del Estado y de la sociedad entera”.

El eco de un dolor que pide justicia

El colegio Rafael Sanhueza Lizardi suspendió las clases para realizar jornadas de contención emocional. En la entrada, decenas de flores, cartas y juguetes se amontonaban bajo una pancarta que decía: “Esteban, te recordaremos siempre”.

La pérdida de un niño es algo que desgarra a un país completo. No hay corazón que no se rompa ante esto”, señaló el subdirector del establecimiento, Fernando Calderón.

Mientras tanto, la investigación avanza. Los dos delincuentes involucrados en la persecución —que terminó con la vida del pequeño— permanecen en prisión preventiva. Pero en las calles, la sensación es que eso no basta.

Porque no se trata solo de justicia penal, sino de justicia moral. De una promesa colectiva de que nunca más un niño muera en medio de la violencia de otros.

El ángel de Recoleta

Cuando el reloj marcó las dos de la tarde, el cementerio comenzó a vaciarse lentamente. Pero nadie se fue igual. En el aire quedó flotando una certeza: Esteban Hermosilla no fue solo un nombre en un titular. Fue un niño con sueños, con risas, con un futuro que le fue arrebatado.

Y fue, también, un espejo donde el país entero vio reflejado su propio dolor.

Era un angelito… y los ángeles no mueren, solo cambian de lugar”, dijo su tío René, mientras los aplausos se fundían con el murmullo del viento.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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