NacionalNoticias

EL PRESIDENTE BORIC VOTA AL FILO DEL FUTURO: SU GESTO CÍVICO EN PUNTA ARENAS Y EL PULSO TENSO DE UNA ELECCIÓN QUE DEFINE A CHILE

El Presidente Gabriel Boric ejerció su derecho a voto este domingo en Punta Arenas durante la segunda vuelta presidencial 2025, en una jornada marcada por el voto obligatorio, alta expectativa ciudadana y una definición clave entre Jeannette Jara y José Antonio Kast, que determinará quién gobernará Chile entre 2026 y 2030.

A la hora en que la penumbra austral aún se alargaba en el extremo sur del país, Gabriel Boric, el presidente que marcó una era y divide opiniones, cruzó el umbral de una escuela en Punta Arenas para ejercer su derecho y deber cívico en la segunda vuelta presidencial 2025. Fue un acto breve, pero cargado de simbolismo: el jefe de Estado, cuyo mandato termina en marzo de 2026, depositó su papeleta con la mirada puesta no solo en el resultado, sino en el impacto político y social que esta elección tendrá para el Chile que deja atrás.

A esa misma hora, más de 15,7 millones de chilenos y chilenas estaban convocados a votar de manera obligatoria en 3.164 locales con más de 40 mil mesas habilitadas a lo largo del país. Con el reloj marcando una jornada histórica, Boric se trasladó desde el extremo sur a La Moneda para seguir el escrutinio, consciente de que su legado, sus decisiones y las tensiones acumuladas de los últimos años convergen hoy en un mismo punto: una papeleta y la voluntad popular.

Un gesto que pesa más que un voto

La participación del propio Presidente en esta elección va mucho más allá de un acto protocolar. Chile ha vivido meses de aguda polarización, con el retorno del voto obligatorio y un escenario político fragmentado. El actual mandatario, figura central de la centroizquierda y con antecedentes de haber sido el presidente más votado en la historia del país, ha visto caer su popularidad durante el mandato, enfrentando críticas por temas como inseguridad, economía y procesos de seguridad en regiones del sur.

Al vota­ción temprana en Punta Arenas, Boric llegó sin grandilocuencias. Un texto breve, una acción concreta: sufragar antes de tomar el pulso de la nación desde el poder. Y es que este balotaje —entre **Jeannette Jara, candidata del oficialismo, y José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y figura de la ultraderecha chilena— no solo define a un sucesor, sino también la dirección que tomará el país después de su mandato.

El contexto de una elección febril

Los comicios de esta segunda vuelta se dan en un clima de expectativas y tensiones. Servel proyectó una participación cercana al 85%, y las mesas abrieron con medidas sanitarias, logísticas y de seguridad reforzadas. Autoridades de Gobierno y organismos electorales incluso coordinaron transporte público gratuito y servicio reforzado para facilitar el acceso a las urnas.

El voto obligatorio, que vuelve tras años de dispensa parcial, también genera una conversación más amplia: ¿votar por convicción o por deber legal en un país que se debate entre dos visiones radicalmente distintas de futuro? Mientras algunos sectores ven en Kast la respuesta a la inseguridad y la inmigración, otros depositan esperanzas en Jara para continuar reformas sociales iniciadas en la administración actual.

Un presidente que mira hacia adelante

Tras sufragar, Boric no regresó a la normalidad cotidiana presidencial. Su cronograma marcaba inmediatamente el desplazamiento a La Moneda para recibir informes de participación y resultados preliminares, que comenzarían a conocerse desde las 19 horas aproximadamente, según proyecciones oficiales.

La jornada se convierte así en un punto de inflexión para su legado. A pocos meses de entregar el mando, la elección que define quién será su sucesor también pesa sobre cómo será recordado: ¿como el presidente que abrió más puertas a la participación democrática o como el mandatario cuya impopularidad marcó el rumbo hacia fuerzas políticas alternativas? La respuesta, como siempre, quedará inscrita en las urnas.

La mirada desde las urnas

Mientras Boric observaba de cerca el pulso ciudadano en Santiago, miles de voces ya tejían historias similares en todo el territorio: filas que serpenteaban, expresiones de esperanza y escepticismo, y una sensación colectiva de que algo más que un voto se jugaba hoy. La elección, en efecto, está entrelazada con el propio mandato del Presidente saliente, y los primeros testimonios desde las mesas hablan de una ciudadanía movilizada, aunque también fatigada por años de debates intensos sobre seguridad, economía, políticas migratorias y derechos sociales.

Así como Boric depositó su voto en una urna austral frente al viento y el frío de Punta Arenas, millones de chilenos marcaron sus preferencias con la certeza de que hoy no solo se define una presidencia, sino también el relato de un país que busca reconstruir certezas en medio de tensiones profundas. Con una papeleta en la mano y la historia observando, Chile avanzó un paso más en su trama democrática: desde el silencio matinal de un Presidente que camina hacia La Moneda, hasta el murmullo constante de una nación que aún no sabe cómo amanecerá al día siguiente.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

Artículos relacionados

Botón volver arriba
🔴 En vivo