La Guarnición de Iquique despidió a los Suboficiales Mayores Cristián Carvajal S. y Daniel Bautista F., quienes se acogieron a retiro tras más de 30 años de servicio en el Ejército de Chile, en una ceremonia realizada en la Escuela de Caballería Blindada
El patio de la Escuela de Caballería Blindada amaneció distinto. No era una jornada más de formación ni un ejercicio de rutina. Había silencios más largos, miradas contenidas y un respeto que se podía sentir en el aire. Allí, bajo el sol del norte, la Guarnición de Iquique despidió a dos hombres que dedicaron más de tres décadas de su vida al Ejército de Chile: los Suboficiales Mayores Cristián Carvajal S. y Daniel Bautista F., quienes iniciaron oficialmente su retiro de la institución.
La ceremonia, cargada de simbolismo y solemnidad, fue encabezada por el Comandante de la VI División del Ejército, General de Brigada Javier Abarzúa D., y reunió a familiares, camaradas y representantes de distintas unidades donde ambos suboficiales forjaron su trayectoria. No fue solo un acto protocolar: fue el cierre de una historia construida con disciplina, liderazgo y vocación de servicio.
Más de 30 años de camino militar
Hablar de Carvajal y Bautista es hablar de generaciones completas formadas bajo su guía. Durante más de 30 años de carrera, ambos recorrieron destinos, asumieron responsabilidades clave y se transformaron en referentes para soldados y suboficiales jóvenes que aprendieron de su ejemplo dentro y fuera del cuartel.
En el Ejército, el grado de Suboficial Mayor no se alcanza solo por antigüedad. Es el resultado de una carrera marcada por la confianza institucional, el mando cercano y el conocimiento profundo del servicio. En ese rol, ambos fueron pilares silenciosos del funcionamiento diario, custodios de la tradición militar y transmisores de valores que no figuran en manuales.
Una despedida con honores
El momento más emotivo llegó con el desfile de honor, cuando las filas rindieron tributo a quienes durante años estuvieron al frente de ellas. Cada paso resonó como un reconocimiento colectivo, no solo a los cargos desempeñados, sino a la huella humana que dejaron en cada unidad donde sirvieron.
Familiares observaron con orgullo un instante que mezcló emoción y satisfacción: la certeza de que el sacrificio compartido —ausencias, traslados y exigencias propias de la vida militar— valió la pena.
El legado que permanece
Desde la VI División del Ejército se destacó que el retiro no marca un adiós definitivo, sino el cierre de una etapa cumplida con honor. Cristián Carvajal y Daniel Bautista dejan un legado que se proyecta en las nuevas generaciones, en cada instrucción entregada, en cada consejo dado a tiempo y en cada ejemplo silencioso de profesionalismo.
La institución les expresó su reconocimiento y gratitud por una vida dedicada al servicio del país, deseándoles éxito en esta nueva etapa, ahora lejos del uniforme, pero con la tranquilidad de haber cumplido la misión.
Cuando el acto terminó y el patio volvió a la calma, quedó una certeza compartida: el Ejército se sostiene no solo por sus estructuras, sino por las personas que lo construyen día a día. Y en la Guarnición de Iquique, los nombres de Carvajal y Bautista ya forman parte de esa historia que no se olvida.
