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DOLOR EN IQUIQUE: COLEGIO ACADEMIA TARAPACÁ LLORA LA PARTIDA DE JOAQUÍN Y ACTIVA PLAN DE CONTENCIÓN TOTAL

La comunidad educativa del Colegio Academia Tarapacá vive días de profunda conmoción tras la muerte de un estudiante identificado como Joaquín. El establecimiento suspendió sus clases para brindar apoyo emocional, activó sus protocolos de riesgo suicida y trabaja junto a el COSAM, el Ministerio de Educación y el Servicio de Salud en un plan integral de contención para alumnos, docentes y familias.

Las campanas del Colegio Academia Tarapacá no sonaron esta vez para marcar el inicio de una jornada cualquiera. Sonaron —en el silencio más denso— para acompañar una despedida.

En medio de la rutina escolar, la comunidad educativa recibió la noticia más devastadora: la muerte de Joaquín, un joven estudiante cuya partida dejó una grieta emocional imposible de medir.

El director del colegio, Yury Vásquez Lavín, fue quien firmó el comunicado que nadie quisiera redactar jamás: un mensaje lleno de dolor, contención y compromiso institucional. “Nos afecta profundamente”, escribió, expresando las condolencias a la familia y a todos quienes compartieron aulas, recreos y sueños con Joaquín.

Pero esta no fue una simple carta. Fue una declaración de humanidad.

La escuela que decidió parar

En un gesto poco común, la dirección del colegio determinó suspender las clases en la sede Orella, una decisión pensada para crear un espacio de recogimiento y contención emocional.

“Necesitábamos detenernos para poder acompañar”, explicaron. No se trataba solo de dar tiempo al duelo, sino de preparar al equipo docente y al personal para sostener emocionalmente a los estudiantes.

En coordinación con el Ministerio de Educación, la Superintendencia y el Servicio de Salud, el colegio activó una red institucional para enfrentar el impacto psicológico del hecho, reforzando su compromiso con la salud mental de los alumnos.

Un protocolo que salva vidas

Aunque el establecimiento no dispone de una versión oficial sobre las circunstancias del fallecimiento, dejó en claro que cuenta con un Protocolo de Riesgo Suicida vigente desde hace cinco años.
En ese periodo, dicho protocolo se ha activado y aplicado en al menos 10 ocasiones, interviniendo a tiempo ante señales de riesgo detectadas por docentes o compañeros.

Actualmente, el equipo de apoyo trabaja junto al Centro Comunitario de Salud Mental (COSAM), diseñando un plan de intervención de corto y largo plazo que incluye charlas, acompañamiento psicológico y talleres en todos los niveles.

Además, especialistas de la Universidad de Tarapacá (UTA) y del Programa de Protección a Víctimas se sumaron para entregar apoyo directo a profesores, apoderados y especialmente a los cuartos medios, el curso donde estudiaba Joaquín.

El regreso más difícil

Siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias y educativas, el colegio decidió retomar las clases este jueves 16 de octubre, considerando que el espacio escolar también cumple una función protectora y terapéutica.

Sin embargo, en señal de respeto, se canceló la celebración del Día del Profesor, transformando la jornada en un tiempo de recogimiento, conversación y contención.

Durante las primeras horas, los estudiantes de 3° básico a 3° medio participarán en actividades guiadas por profesionales del COSAM, mientras que los cuartos medios tendrán una intervención directa con especialistas en salud mental.

El viernes, las clases continuarán en su horario habitual, pero el próximo lunes, en las últimas horas del día, se realizará una liturgia en memoria de Joaquín, un momento que promete unir a toda la comunidad educativa en un mismo sentimiento de homenaje y solidaridad.

Más allá del aula

Desde el establecimiento insisten en que el acompañamiento debe continuar también en los hogares. Por eso, están organizando instancias de apoyo para padres y apoderados, entregándoles herramientas para abordar temas de salud mental, duelo y autocuidado en casa.

“El colegio puede contener, pero la familia es el primer refugio”, recordó el director Vásquez Lavín, subrayando la necesidad de construir redes afectivas sólidas dentro y fuera del aula.

Una comunidad que se abraza

El lema del colegio —“Una educación para toda la vida”— cobra ahora un sentido más profundo que nunca. Porque educar, comprendieron todos, también es enseñar a sostener al otro cuando la vida duele, cuando el silencio pesa y cuando las preguntas no tienen respuestas simples.

Joaquín ya no está, pero su nombre quedó escrito en la historia emocional de una escuela que supo detener el reloj para cuidar a su gente.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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