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DESDE IQUIQUE A SIBAYA: UN PASEO POR LA FIESTA DE SAN NICOLÁS Y SUS RAÍCES COLONIALES

Emplazada en pleno desierto, en el límite entre la pampa y el altiplano, encontramos la pequeña localidad de Sibaya. Pertenece a la comuna de Huara, de la Región de Tarapacá, y su población no supera las 60 personas, muchas de ellas con raíces Aymara, dedicadas a actividades relacionadas con la agricultura y ganadería.

La localidad de Sibaya es un poblado que junto a las comunidades de Usmagama, Mocha y Guasquiña; data del periodo precolombino y se constituye como un importante escenario en el proceso de la colonización y evangelización Andino Americana.

El poblado asentado en una zona de influencia Aymara, por orden de Francisco Pizarro, inicialmente se encomendó con el nombre de Tarapacá al señor Lucas Martínez Vegazo en el siglo XVI.

Entre los años 1540 y 1606, este poblado perteneció a la jurisdicción eclesiástica del arzobispado del Cuzco. En este periodo la actividad y presencia del obispado fue financiada por los encomenderos. Posterior a esto, a partir de las primeras décadas del siglo XVI, la nueva administración del Obispado de Arequipa se hace cargo de la Iglesia de Sibaya y sus alrededores, hasta el término del periodo colonial e inicio de la república.

Si bien su clima es desértico, al estar en altura su temperatura promedio durante el año es de apenas 12 °C. En los meses de calor la temperatura no supera los 20 grados y en invierno prácticamente no hay precipitaciones.

LA IGLESIA DE SIBAYA

El principal atractivo de Sibaya es su antigua Iglesia que data del siglo XVII, testigo histórico del proceso de colonización y evangelización, así como también de la Guerra del Pacífico y el auge del salitre. Sus principales festividades son las celebraciones a la Virgen Asunta el 15 de agosto y al patrono del pueblo, San Nicolás, cada 10 de septiembre.

La iglesia, además de ser un importante testigo del proceso de colonización y evangelización, también fue un importante escenario en la Guerra del Pacífico y en el posterior periodo conocido como «Auge del Salitre»; al evidenciar el abandono de muchos poblados debido a las migraciones ocurridas por las necesidades de extracción del salitre de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Sumado a estos argumentos culturales, la singularidad de la Iglesia de Sibaya, también se explica debido a que actualmente es soporte de numerosas costumbres como la fiesta del patrono San Nicolás, la cual tiene sus raíces en época colonial. Vale también mencionar que, la Iglesia de Sibaya, por todo lo expuesto, cuenta con el reconocimiento y declaratoria de monumento nacional desde el año 2009.

ARQUITECTURA

La estructura está hecha a partir de materiales locales como la piedra, madera, baldosa y adobe. El sistema constructivo empleado es mixto, vale decir, existen elementos constructivos vinculados con el sistema de Pircas, albañilería de adobe, mampostería de piedra y quincha, este último característico del siglo XIX y sus adelantos técnicos.

El sistema predominante es el de «Pircas», sistema que consiste en construir los paramentos sobre la base de piedras adosadas con tierra compactada de grano fino sin labrar.

La planta del edificio es en forma de cruz latina. Posee una nave central que se encuentra con la sacristía y una capilla en los extremos del transepto y un altar mayor en la cabecera. El alzado del edificio está hecho con pircas que están hechas a manera escalonada.

En la fachada, pueden observarse dos columnas ornamentales que encierran un arco de medio punto, cual a su vez, soporta un paramento que no presenta vanos. Más arriba, se observa una continuación del paramento de madera que posee un vano con forma de cuadrado y una cubierta de zinc soportada por vigas.

En el interior, la iluminación resalta al retablo Andino Barroco. Pensado para conmover y promover la reflexión en los fieles y visitantes. También pueden observarse, siguiendo la nave central, decorados con motivos vernáculos.

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