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DE ALLENDE A ARMANI”: LA TORMENTA POLÍTICA QUE INCENDIÓ UNA CIUDAD ITALIANA

Entre gritos, empujones y acusaciones de “revisionismo histórico”, un concejo municipal del norte de Italia terminó a los golpes tras debatir si borrar el nombre de Salvador Allende de un polideportivo y reemplazarlo por el del diseñador Giorgio Armani.

La escena parecía sacada de una película italiana: banderas agitándose, gritos cruzando la sala y un alcalde que, entre empujones y papeles al aire, ordena suspender la sesión. En el Ayuntamiento de Cinisello Balsamo —una ciudad industrial a las afueras de Milán— la discusión sobre el cambio de nombre de un polideportivo se convirtió en una batalla campal entre la memoria y la moda, entre la historia política latinoamericana y la nueva derecha italiana.

Lo que debía ser una votación rutinaria terminó en un estallido político de dimensiones inesperadas. La propuesta de rebautizar el “Polideportivo Salvador Allende” como “Centro Deportivo Giorgio Armani” desató furia entre concejales y ciudadanos. En cuestión de minutos, el debate se transformó en un caos: insultos, forcejeos, golpes sobre la mesa y una sesión suspendida entre abucheos.

Esto no es sólo un nombre: es un intento de borrar la memoria antifascista de nuestra ciudad”, gritó desde el público Gaetano Petronio, representante de la coalición Alianza Verdes e Izquierda. Afuera, decenas de manifestantes agitaban pancartas con la imagen de Allende y la consigna “La historia no se cambia como un traje”.

De refugio a disputa: una ciudad con memoria chilena

Cinisello Balsamo no es cualquier municipio. En 1973, tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet, la ciudad —entonces gobernada por la izquierda— acogió a decenas de exiliados chilenos. Fue en homenaje a esa solidaridad que el polideportivo recibió el nombre de Salvador Allende, símbolo del sueño socialista latinoamericano truncado por la dictadura.

Para muchos habitantes, Allende no representa ideología, sino memoria. “Este nombre nos recuerda quiénes fuimos: una comunidad abierta, generosa, humana. Borrarlo sería una traición”, dijo entre lágrimas una vecina italiana que, en su juventud, participó en las colectas para los refugiados chilenos.

Pero el actual gobierno local, liderado por el partido ultraderechista Hermanos de Italia, no piensa igual. El concejal Maurizio Colosimo, impulsor de la moción, sostiene que la iniciativa no tiene motivaciones políticas. “No tengo nada contra Allende —aseguró al diario La Repubblica—, pero nuestro polideportivo está dedicado en un 90% al baloncesto, y Giorgio Armani fue una figura fundamental para ese deporte en Italia”.

La sombra de Meloni y el eco de Pinochet

El debate, sin embargo, trasciende los muros de un gimnasio. En el trasfondo late una batalla cultural más profunda, impulsada por la derecha que encabeza Giorgia Meloni, primera ministra italiana y referente del partido Hermanos de Italia.

Para la oposición de centroizquierda, el intento de sustituir a Allende por Armani es un acto de revisionismo histórico, una maniobra simbólica para “blanquear” la memoria antifascista italiana y erosionar la conexión histórica con el exilio latinoamericano.

Quieren reescribir la historia con etiquetas de diseñador”, ironizó el líder local del Partido Democrático, Andrea Catania. “Cinisello no puede olvidar que fue una ciudad de acogida. Cambiar ese nombre sería como arrancar una página de nuestra identidad colectiva”.

La polémica escaló rápidamente a nivel nacional y llegó incluso a Chile, donde organizaciones de derechos humanos denunciaron lo que consideraron una afrenta a la figura del expresidente derrocado en 1973.

Un país dividido entre la historia y el marketing

La propuesta, en apariencia inocente, se ha transformado en una metáfora perfecta del nuevo pulso ideológico de Europa: una Italia que oscila entre el culto a la memoria y el brillo del consumo, entre la herencia de la resistencia antifascista y la estética del poder contemporáneo.

Para unos, Allende encarna la dignidad y la justicia social. Para otros, Armani representa la excelencia italiana, el talento y la elegancia.

La diferencia es que uno murió por sus ideales y el otro los vistió de seda”, escribió un columnista del diario Il Manifesto.

La sesión que acabó en caos

La noche del lunes, el debate alcanzó su clímax. Cuando el presidente del concejo intentó continuar la votación, dos concejales de la derecha arremetieron contra manifestantes en las gradas, según denunció la oposición. Los gritos obligaron a suspender la sesión y posponer la votación hasta el jueves.

El incidente fue grabado y compartido en redes sociales, donde miles de usuarios acusaron al gobierno local de “intentar borrar la historia a golpes”.

Mientras tanto, el impulsor del proyecto, Colosimo, se defendió en Facebook:
La violencia política es la negación de la democracia. Armani merece reconocimiento por su aporte al deporte. No hay ninguna intención ideológica en este cambio”, escribió, acusando a la izquierda de “incendiar la ciudad por un nombre”.

Dos nombres, una historia

Salvador Allende, médico, presidente y mártir de una época; Giorgio Armani, diseñador, ícono global de la moda y empresario del deporte. Dos figuras que jamás se cruzaron en vida, pero que ahora dividen una ciudad italiana casi medio siglo después.

El polideportivo que alguna vez fue símbolo de solidaridad internacional se ha convertido en un campo de batalla ideológica, donde se enfrentan el pasado y el presente, la memoria y el marketing, la política y la estética.

Y en medio de ese ruido, Cinisello Balsamo —la pequeña ciudad que acogió a los chilenos perseguidos por la dictadura— vuelve a estar en el mapa del mundo, aunque no por el deporte, ni por la moda, sino por algo mucho más profundo: la lucha por decidir quién escribe la historia.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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