CONTRABANDO DESDE IQUIQUE: BOLIVIA ACUSA FALTA DE CONTROL EN EL INGRESO MASIVO DE “AUTOS CHUTOS”

En el corazón del desierto de Atacama, donde opera la zona franca de Iquique, se mueve un negocio que atraviesa fronteras y desvela a las autoridades bolivianas: el contrabando de vehículos indocumentados, conocidos como “autos chutos”. El gerente general de la Cámara Automotor Boliviana (CAB), Luis Encinas, lanzó duras críticas no solo contra el Estado de su país por “dormirse” frente a esta amenaza, sino también contra la ausencia de mecanismos eficaces de fiscalización en el enclave chileno, que se ha convertido en epicentro de un comercio multimillonario.
“Estamos hablando de 2.500 millones de dólares en compras para el contrabando en la zona franca de Iquique. No se trata de un mercado aislado: aquí operan redes internacionales de lavado de dinero, narcotráfico y tráfico de armas”, denunció Encinas en entrevista con medios bolivianos.
Una frontera difusa
El contrabando de vehículos entre Chile y Bolivia tiene larga data, pero en los últimos años alcanzó proporciones alarmantes. Según estimaciones de la CAB, alrededor de 120.000 autos indocumentados ingresan cada año a Bolivia, en su mayoría provenientes de la zona franca de Iquique, a través de pasos fronterizos no controlados.
Encinas relató que recorrió la “ruta del contrabando” como turista para conocer su funcionamiento: en pequeñas comunidades fronterizas como Yayagua, donde viven 800 personas, se cuentan más de 3.000 autos ilegales. “Allí se venden incluso helicópteros y vehículos de lujo como Lamborghinis a precios irrisorios. Eso no es chiste, es muestra de la magnitud de las mafias que operan en torno a este negocio”, aseguró.
Un negocio que desborda la política
El tema se volvió explosivo en el marco de la campaña presidencial boliviana. El candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Rodrigo Paz, propuso una nueva nacionalización de autos chutos, similar a la realizada en 2011 bajo la Ley 133, que fue definida como “única y excepcional”. Para Encinas, esta idea no solo es un error político, sino un incentivo directo al crimen organizado.
“Nacionalizar autos chutos significa legitimar el contrabando, debilitar el Estado de Derecho y hundir a la economía formal en la informalidad. Ya tenemos 1.700.000 vehículos circulando en Bolivia, ¿se imaginan sumar 1.400.000 más sin papeles?”, cuestionó.
La otra cara del mercado
El contrabando no solo erosiona la recaudación fiscal —que deja de percibir millones en impuestos y aranceles—, también golpea a las empresas automotrices legales, incapaces de competir frente a autos ingresados por mafias a precios mucho menores. Según la CAB, el sector formal ya opera al borde de la pérdida por el tipo de cambio y los altos impuestos, como el ICE y el gravamen arancelario.
Además, los vehículos ilegales no cumplen con estándares de seguridad ni revisiones técnicas, generando un parque automotor cada vez más riesgoso, altamente contaminante y caótico en ciudades ya congestionadas.
¿Quién controla en Iquique?
La zona franca de Iquique se presenta como un espacio con extraterritorialidad, clave para el comercio internacional. Sin embargo, Encinas sostiene que esa condición no la exime de responsabilidades: “Las zonas francas tienen mecanismos de control. Debería existir intercambio de información entre cancillerías, inspecciones similares a las que se hacen en aeropuertos o controles financieros para detectar lavado de dinero. Hoy nada de eso ocurre con la rigurosidad necesaria”.
Crimen transnacional, responsabilidad compartida
Detrás del contrabando de autos se entrelazan delitos globales: narcotráfico, trata de personas, tráfico de armas y lavado de dinero. Para la CAB, este no es un problema local ni únicamente boliviano, sino una amenaza transnacional que involucra a Chile, Paraguay, Perú y Brasil, países que funcionan como corredores o destinos finales de los vehículos indocumentados.
Encinas concluye con un llamado que busca sacudir a las autoridades: “El país se ha dormido. Bolivia no hace su parte y Chile tampoco aplica un control adecuado en Iquique. Mientras tanto, las mafias celebran, y nosotros seguimos alimentando la ilegalidad”.