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COMUNIDAD FRANCISCANA CONMEMORARÁ 30 AÑOS DE IGLESIA SAN ANTONIO DE PADUA COMO MONUMENTO EN MEDIO DEL DUELO

El próximo 25 de octubre se cumplen 30 años desde que el convento y la iglesia franciscana de Iquique fueron declarados Monumento Histórico Nacional, una conmemoración que llega marcada por la tragedia del incendio que afectó a estos emblemáticos edificios el pasado 11 de octubre. A pesar de la devastación, la comunidad franciscana y los habitantes de Iquique buscan centrar la mirada en la preservación del legado y la resiliencia del patrimonio local.

Aníbal Valenzuela, franciscano seglar de la congregación, compartió cómo han vivido estos días tras el siniestro: “Creo que el primer sentimiento, la primera emoción, es como que esto fue algo devastador. Sin embargo, como somos personas de fe y como somos franciscanos, desde el primer momento incluso cuando el incendio todavía estaba ocurriendo, la orden franciscana se hizo presente en el lugar”. Valenzuela destacó la importancia de rescatar lo que pudiera quedar del sitio, una tarea que continúa a pesar de las circunstancias.

El incendio, que destruyó gran parte de la iglesia, no solo afectó el patrimonio material, sino que dejó una profunda huella en la comunidad. A pesar de esto, la Orden Franciscana mantiene firme su compromiso de reconstrucción. “Nosotros igual somos personas de acción y si ya llevamos siete años en la elaboración de un diseño de restauración, nos tenemos que apurar e insistir para que el diseño de la reconstrucción no demore tanto”, expresó Valenzuela, refiriéndose a los esfuerzos por rediseñar el proyecto de restauración que tenían antes del siniestro.

La comunidad franciscana ha empezado a organizar actividades para conmemorar las tres décadas de la declaratoria de monumento. Entre ellas, un acto conmemorativo el próximo 25 de octubre. “Hemos propuesto que había que hacer igual una conmemoración. No podemos dejar pasar esa fecha. Será un acto muy sobrio porque mucha gente nos ha dicho que necesitan estar ahí, canalizar sus emociones”, explicó Valenzuela, subrayando la importancia de brindar un espacio para el duelo colectivo.

En medio de la tragedia, la comunidad ha encontrado razones para agradecer, como la preservación de parte de los salones pastorales y de los libros parroquiales. “Se salvó todo el edificio que está al lado del convento, que es la parte de los salones pastorales. Y lo otro que se salvó en un gran porcentaje fueron los libros parroquiales, que junto con ser algo patrimonial, también es un tema administrativo”, detalló Valenzuela.

El trabajo de conservación no ha sido fácil, y la colaboración con instituciones como el Consejo de Monumentos Nacionales y el Museo Regional ha sido clave para preservar lo que quedó del incendio. Valenzuela explicó que, desde los primeros días, se han enfocado en rescatar cualquier vestigio que pudiera sobrevivir a la tragedia: “Desde el mismo día viernes, cuando el incendio ya estaba siendo sofocado, nosotros estábamos ahí muy cerca, esperando que a lo mejor ellos, escarbando ya en la ceniza, pudieran encontrar algo”.

La tragedia ha movilizado no solo a los fieles y a la comunidad franciscana, sino también a personas que antes no participaban activamente. “Ha sido increíble la cantidad de personas que se han acercado para colaborar de cualquier manera”, comentó Valenzuela, destacando el esfuerzo de un grupo de vecinos que se organizó a través de WhatsApp para apoyar en las labores de recuperación.

El próximo viernes 25 de octubre, la comunidad de Iquique tendrá la oportunidad de rendir homenaje a su patrimonio, recordando no solo la tragedia reciente, sino también el valor histórico y cultural de un lugar que ha sido símbolo de la ciudad por tres décadas. La esperanza de la comunidad es que, más allá de la destrucción material, el espíritu del lugar se mantenga vivo y fuerte en la memoria colectiva de quienes han formado parte de su historia.

Periodista iquiqueño de 34 años.

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