¿CÓMO HA EFECTADO EMOCIONALMENTE LA PANDEMIA A LOS TARAPAQUEÑOS?
La pandemia que se vive en el mundo desde fines del año pasado, provocada por la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19), puede resultar estresante para las personas en diferentes aspectos. El temor y la ansiedad con respecto a una nueva realidad y lo que podría suceder pueden resultar abrumadores y generar emociones fuertes tanto en adultos como en niños.
Las medidas o protocolos sanitarios como el distanciamiento social pueden hacer que las personas se sientan aisladas y en soledad, provocando que aumente el estrés y la ansiedad. Sin embargo, estas medidas son necesarias para reducir la propagación del COVID-19. Lidiar con el estrés de manera saludable lo fortalecerá a usted y a sus seres queridos y su comunidad.
María Isabel Astorga, psicóloga iquiqueña especialista en trastornos emocionales, nos señaló que “desde mi visión profesional, entendiendo que estoy con consultas en línea llevando terapias clínicas, trabajando temas de inteligencia emocional, autoestima y autocuidado, se han incrementado bastante la demanda de consultas psicológicas. La pandemia vino a irrumpir en nuestra vida y nunca imaginamos antes esta realidad, con hechos tales como portar mascarillas, no poder disfrutar de la cercanía emocional con las personas con las que solíamos compartir. Se nos privó de la cotidianeidad anterior, generando temor en situaciones que antes eran normales, como ir de compras y temer a ser contagiado. Entendiendo que a los humanos no nos gustan los cambios, y menos cuando ocurre algo que irrumpe en la vida inescrupulosamente, empiezan a aparecer situaciones y cargas que van molestando, ya que nosotros vivimos en conexión alma, mente y cuerpo. Así, todo el organismo se ve afectado, logrando reacciones psicosomáticas con desequilibrios y frustración psicoemocional en aumento en la persona, gracias a la incertidumbre, el miedo y la angustia”, señaló la profesional.
Trastornos producidos por el estrés durante la pandemia
Los sentimientos y sensaciones se pueden percibir más intensamente en periodos de pandemia, apareciendo acrecentadas emociones o conductas tales como el temor y la preocupación por su salud y la de sus seres queridos, su situación financiera o laboral o la pérdida de servicios de apoyo de los que depende. Cambios en los patrones de sueño o alimentación, dificultades para dormir o concentrarse, agravamiento de problemas de salud crónicos, agravamiento de problemas de salud mental, mayor consumo de tabaco y/o alcohol y otras sustancias. Cada ser humano reacciona de manera distinta a las situaciones de estrés.
La manera en la que cada persona responde ante COVID-19 puede depender de sus antecedentes, el apoyo social de familiares o amigos, su situación financiera, su salud y antecedentes emocionales, la comunidad en la que vive y muchos otros factores. Los cambios que pueden suceder debido a la pandemia y la manera en que intentamos controlar la propagación del virus pueden afectarnos a todos.
“Cuando las emociones como la ansiedad, el temor y el desagrado empiezan a prolongarse con el tiempo, se convierten en un peligro para la salud mental. Estar viviendo contantemente miedo a perder la vida social, laboral, el colegio, la rutina, no es sano. Nosotros somos seres que le tenemos miedo a los procesos de cambio, esa es la verdad, todo lo que nos afecta en la rutina es visto como una posible amenaza, y se siente un panorama constante de agotamiento metal, físico y fisiológico que se expresa a través de nuestro cuerpo. Luego viene el mal esperado estrés, vivenciando esta pandemia, donde hay personas que piensan que han perdido la vida porque ya no es lo mismo a la realidad de antes”, afirmó la psicóloga María Isabel.
¿Quiénes son más propensos a estresarse en una crisis?
Personas que tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID-19 (por ejemplo, adultos mayores y personas de cualquier edad con ciertas afecciones subyacentes), niños y adolescentes, sujetos encargados de los cuidados de familiares o seres queridos, trabajadores en la primera línea como proveedores de atención médica y personal de respuesta a emergencias, trabajadores esenciales de la industria de alimentos, personas con enfermedades mentales prexistentes, personas que consumen sustancias o tienen un trastorno por abuso de sustancias, individuos que perdieron sus trabajos, les redujeron la jornada laboral o tuvieron otros cambios importantes en sus empleos, personas con discapacidades o un retraso en el desarrollo, sujetos en aislamiento social, incluidas aquellas que viven solas y en áreas rurales o fronterizas, personas en ciertos grupos de minorías raciales y étnicas, quienes no tienen acceso a información en su lengua principal, mendigos sin hogar, quienes viven en entornos de concentración de personas (grupales).
Cuídese y cuide a su comunidad
Encargarse de los cuidados de familiares y amigos puede ser liberador del estrés, pero hay que mantener un equilibrio y no debería olvidarse de cuidar de sí mismo. Ayudar a otras personas a sobrellevar el estrés, como brindar apoyo social, también puede contribuir a fortalecer su comunidad. En tiempos de mayor distanciamiento social, las personas pueden seguir manteniendo contactos sociales y cuidar de su salud mental. Las llamadas telefónicas o las videoconferencias pueden ayudarle a usted y ayudar a sus seres queridos a sentirse socialmente conectados, menos solos o aislados.
¿Qué hacer para no estresarnos?
Averigue y sepa qué hacer si se siente enfermo y le preocupa el COVID-19. Contacte a un profesional de la salud antes de automedicarse para tratar esta enfermedad. Sepa dónde y cómo acceder a un tratamiento y a otros recursos y servicios de apoyo, como consejería o terapia (presencial o a través de los servicios de telesalud).
Cuide su salud emocional. El hecho de cuidar su salud emocional lo ayudará a pensar con claridad y reaccionar ante la necesidad urgente de protegerse y proteger a su familia. Tómese descansos y deje de mirar, leer o escuchar las noticias. Esto incluye redes sociales. Escuchar hablar de la pandemia reiteradamente puede afectarlo.
El cuerpo y la vida sana
Haga respiraciones profundas, ejercicios de estiramiento o meditación. Trate de comer alimentos saludables y comidas bien balanceadas. Haga ejercicio regular, duerma bien.
Evite el consumo excesivo de alcohol y drogas, hágase un tiempo para relajarse, trate de hacer otras actividades que disfrute.
Comuníquese con otras personas, hable con las personas en quienes confía sobre sus preocupaciones y cómo se está sintiendo. Conéctese con sus organizaciones comunitarias y de fe. Si bien se han implementado medidas de distanciamiento social, considere conectarse en línea, a través de medios sociales, por teléfono o correo postal.
Conozca los datos para ayudar a reducir el estrés estando informado y ayude a detener la propagación siendo responsable, y no siendo parte de rumores, puede ayudar a reducir el estrés y el estigma. Entender el riesgo para usted y sus seres queridos puede ayudarlo a conectarse con los demás y lograr que un brote resulte menos estresante.