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COLOMBIA ABRE LA PUERTA AL ASILO DE NICOLÁS MADURO Y DESATA UN TERREMOTO POLÍTICO EN LA REGIÓN

Colombia desató un huracán político al admitir que estaría dispuesta a ofrecer asilo a Nicolás Maduro si abandona el poder, en el marco de una transición negociada entre EE.UU. y Venezuela. La canciller Rosa Villavicencio confirmó la posibilidad, mientras la oposición colombiana reaccionó con indignación y advertencias, acusando al Gobierno de Petro de querer convertir al país en refugio de dictadores. Las tensiones diplomáticas, las repercusiones internas y el incierto futuro venezolano mantienen a toda la región en alerta máxima.

En Bogotá amaneció soplando un viento extraño. Uno que no venía de los cerros orientales ni de los corredores húmedos del Palacio de San Carlos, sede de la Cancillería, sino de un lugar mucho más turbulento: Caracas. Fue ahí donde estalló la frase que ahora incendia titulares, estudios de radio, pasillos legislativos y conversaciones de esquina: Colombia está dispuesta a ofrecer asilo a Nicolás Maduro… si abandona el poder en Venezuela.

La responsable de la bomba diplomática tiene nombre: Rosa Villavicencio, ministra de Relaciones Exteriores, quien con una serenidad quirúrgica declaró en Caracol Radio que, si la salida negociada del gobernante venezolano así lo exigía, Bogotá no le cerraría la puerta.

“Si esa salida implica que él deba vivir en otro país o pedir la protección, pues Colombia no tendría por qué decirle que no”, afirmó la canciller, como quien anuncia algo cotidiano… excepto que no lo es.

La frase, lanzada en medio del clima más tenso entre Washington y Caracas en los últimos años, cayó como un rayo sobre un continente fatigado por crisis políticas, migratorias y humanitarias.

Un hemisferio en ebullición

Detrás del anuncio se esconde una operación diplomática más compleja que cualquier movimiento militar. Villavicencio dejó claro que nada de esto ocurriría sin un acuerdo directo entre Estados Unidos y Venezuela, dos países enfrascados en un forcejeo geopolítico que incluye sanciones, presiones militares en el Caribe y amenazas veladas.

La canciller, sin embargo, abrió otra puerta: según ella, Maduro probablemente no elegiría Colombia como refugio final.

“No creo que eligiera Colombia, yo pienso que elegiría algún sitio más distante y más tranquilo”, dijo sin rodeos.

Mientras tanto, el presidente Gustavo Petro insistió —desde la isla de San Andrés— en que la única salida viable para la región es una transición pacífica, y reclamó la falta de coordinación entre mandatarios latinoamericanos ante la escalada de tensiones:

“Ni un solo presidente latinoamericano ha llamado a otro para preguntarse qué hacer ante el hecho de que estamos siendo invadidos”.

La frase dejó en evidencia que la crisis venezolano-estadounidense no solo se libra en las costas del Caribe, sino en la diplomacia continental.

El fantasma de una transición que no llega

Villavicencio ya había sugerido semanas antes, en Bloomberg, que Maduro estaba “por aceptar” una transición si se garantizaba que no iría a la cárcel. Aunque luego matizó sus palabras, este episodio encendió alarmas entre quienes ven al mandatario venezolano aferrado férreamente al poder.

Colombia, que no reconoció las elecciones de 2024 en las que Maduro obtuvo su tercer mandato, ha mantenido una relación pragmática: crítica en lo político, pero funcional en lo diplomático.

Y ahora, el simple hecho de que Bogotá no descarte recibirlo desató una tormenta perfecta.

La oposición colombiana estalla

Si en la Cancillería el tono era diplomático, en la política local fue dinamita pura.
Dirigentes de la oposición reaccionaron como si se hubiese abierto una grieta en la propia institucionalidad colombiana.

La senadora María Fernanda Cabal disparó sin titubeos, preguntándose si la canciller siquiera entendía la gravedad de la situación venezolana: “¿Les preocupa que Estados Unidos destruya la dictadura del genocida Nicolás Maduro?”

El exdirector del Dane y aspirante presidencial Juan Daniel Oviedo fue aún más tajante:

“El único asilo aceptable para Nicolás Maduro es su sometimiento a la Justicia. Colombia estará del lado de las víctimas, nunca del lado de quienes violaron sus derechos”.

Otros, como el concejal bogotano Papo Amín, optaron por el tono directo: “¿Por qué resguardar a un corrupto y ladrón?”

El senador conservador Mauricio Giraldo advirtió que Colombia no podía convertirse en “refugio de dictadores”, recordando el drama humanitario que viven miles de venezolanos en la frontera.

Y desde el Centro Democrático, Daniel Briceño aseguró que la postura del Gobierno colombiano demuestra una alianza indeseable:

“La sociedad Petro, Cepeda y Maduro sigue consolidándose. La plata del régimen y del narcotráfico manda”.

Una ciudadanía dividida, desconfiada y temerosa

La polémica se propagó como chispa en pólvora por redes sociales. En X (Twitter), los comentarios oscilaron entre la burla, la indignación y el miedo:

“Me ganaría yo esos 50 millones de dólares, seguro que sí”, ironizó un usuario.
“Entre Petro y Maduro terminarán por destruir a Colombia, sería la debacle”, escribió otro.
“Si le ofrecen asilo es porque están seguros de que seguirán en el poder”, opinó un tercero.

Lo único claro es que, a estas alturas, cada declaración aviva más sospechas y polarización.

Una región en vilo

No existe pedido formal, no hay negociación confirmada, no hay fecha ni protocolo, pero hay algo que nadie puede ignorar: por primera vez, un país de la región admite públicamente que podría recibir al hombre más polémico del continente en caso de que deje el poder.

Y eso, en términos diplomáticos, es un terremoto.

Villavicencio insiste en que todo depende de un eventual acuerdo entre Washington y Caracas, pero el simple hecho de mencionarlo ya desató un remezón del que Colombia tardará en recuperarse.

Mientras tanto, la pregunta que recorre embajadas, analistas y gobiernos es la misma:

¿Está comenzando la transición en Venezuela o solo estamos viendo otro capítulo de una larga historia de tensión continental?

La respuesta, como todo en la política latinoamericana, está aún en desarrollo. Pero el tablero ya cambió. Y Colombia, guste o no, acaba de mover una de las piezas más arriesgadas.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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