
El Gobierno dio luz verde a la adquisición de armas electrónicas no letales para Carabineros, conocidas como pistolas taser. La medida busca reforzar el control operativo de la institución, entregando una alternativa al uso de armas de fuego en procedimientos de riesgo.
Las taser funcionan disparando dardos conectados a cables conductores, los que transmiten descargas eléctricas capaces de provocar contracciones musculares inmediatas. Este efecto permite inmovilizar a una persona por algunos segundos, reduciendo la necesidad de aplicar fuerza letal en situaciones complejas.
Si bien se esperaba implementar un plan piloto en marzo pasado, enfocado principalmente en casos de violencia intrafamiliar, la autorización oficial solo se concretó en agosto. El 18 de ese mes ingresó un oficio a la Subsecretaría de Seguridad Pública solicitando el permiso para su uso, el cual fue respondido favorablemente pocos días después.
Con esta aprobación, Carabineros iniciará ahora el proceso de compra de los dispositivos. Según lo proyectado, se optaría por modelos DATE de última generación, cuyo costo bordea los 5 millones de pesos por unidad. Además, la institución deberá realizar capacitaciones especializadas para que los funcionarios puedan utilizarlos bajo protocolos de seguridad y de respeto a los derechos humanos.
La incorporación de las pistolas taser marca un paso en la modernización del equipamiento policial, generando al mismo tiempo debate sobre su aplicación en el marco de la seguridad ciudadana.