BROTE EN EXPANSIÓN: BOLIVIA ENFRENTA AUMENTO DE RABIA CANINA Y FALTA DE VACUNAS AGRAVA LA CRISIS

La noticia corrió rápido por los pasillos de la ciudad y alcanzó a las ferias barriales, a los consultorios veterinarios y a las radios locales: Cochabamba confirmó su primer caso de rabia canina en Cercado y con ello se sumó a un brote que ya preocupa a todo el eje metropolitano de Bolivia.
El virus, que parecía contenido en municipios vecinos como Tiquipaya y Colcapirhua, cruzó la frontera invisible de la urbe y expuso la fragilidad de los sistemas de control.
El Servicio Departamental de Salud (Sedes) confirmó ayer que diez perros han sido diagnosticados con rabia en lo que va del año en el departamento. Tres de ellos, detectados en los últimos días, encendieron la alarma: un can contagiado en la capital, y dos cachorros adquiridos en la feria de mascotas de Colcapirhua. Lo inquietante es que uno de estos animales pertenece a una camada de ocho crías que fueron distribuidas en Quillacollo y que, según los especialistas, podrían estar incubando la enfermedad.
“Estamos frente a un riesgo epidemiológico muy importante. No hablamos solo de perros, hablamos de la salud de toda la población”, advirtió con tono grave Diego Prudencio, jefe de la Unidad de Zoonosis de la Alcaldía de Cochabamba.
Una enfermedad que no da tregua
Los datos confirman el temor: el 90% de los animales diagnosticados eran cachorros menores de un año, lo que obliga a reforzar la vacunación temprana.
La semana pasada se reportaron 133 mordeduras de perros en la región; esta semana, la cifra se disparó a 240. Detrás de cada caso, hay un dueño que no alcanzó a vacunar a tiempo y una familia que enfrenta la incertidumbre.
El virus de la rabia sigue siendo mortal y, a diferencia de otras enfermedades, no reconoce límites municipales ni fronteras. “La salud pública no obedece límites territoriales”, repite Prudencio, quien convocó a una reunión técnica para coordinar estrategias entre los municipios del eje metropolitano.
Falta de vacunas y presión social
Mientras los especialistas llaman a vacunar, la realidad golpea con otro problema: no hay suficientes dosis disponibles para responder a la demanda inmediata.
En Cochabamba aún no se fija una fecha para iniciar una campaña masiva, pese a que los brotes ya están activos. “El objetivo es claro: generar escenarios efectivos de vacunación, porque esa es la única manera de frenar la circulación del virus”, remarcó el funcionario.
Una batalla que es regional
El escenario no es exclusivo de Cochabamba. En todo el país, el Ministerio de Salud de Bolivia reporta 47 casos de rabia canina confirmados hasta la semana epidemiológica 34. La capital, Sucre, encabeza la lista. Por eso, con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y del Centro Panamericano de Fiebre Aftosa y Salud Pública Veterinaria (PANAFTOSA), se desarrolló en esa ciudad un taller de respuesta rápida. Allí, veterinarios, técnicos y autoridades locales salieron a las calles en una vacunación “puerta a puerta”, buscando cortar la cadena de transmisión en el barrio El Abra.
La cooperación internacional, enmarcada en la meta de eliminar la rabia humana transmitida por perros al año 2030, busca reforzar la capacidad de vigilancia y control. Sin embargo, cada nuevo brote en Bolivia recuerda que el desafío está lejos de terminar.
La urgencia de una sola salud
En medio de la crisis, la recomendación de los especialistas parece sencilla, casi básica: vacunar. Pero la realidad muestra que detrás de esa acción se esconde una cadena de responsabilidades —desde la provisión estatal de dosis hasta la conciencia ciudadana de llevar a sus mascotas a inmunizarse.
En Cochabamba, donde la rabia canina ya no es una amenaza lejana sino una presencia confirmada, la pregunta se impone: ¿será posible contener la propagación antes de que el virus alcance a las personas?
Mientras tanto, las autoridades piden a quienes adoptaron cachorros en las ferias recientes que acudan a Zoonosis. Allí no solo se ofrece la vacuna, también se libra una carrera contrarreloj para evitar que el brote avance.