
“Salvar vidas tiene un costo creciente, no decreciente”, fue la frase con que los voluntarios de distintos puntos del país encendieron una nueva alarma. Esta vez no por un incendio, sino por el fuego silencioso que amenaza con debilitar su labor: la rebaja del 4% en el presupuesto nacional asignado a Bomberos de Chile para el año 2026.
Cuando el humo aún no se disipa tras un año marcado por emergencias, catástrofes y un país que los necesita más que nunca, los voluntarios del fuego levantaron la voz. La Ley de Presupuestos 2026 del Gobierno proyecta una reducción cercana a los $2.500 millones para la institución, cifra que, sumada a la inflación del último año (3,4%), representa —según los propios bomberos— “un retroceso que pone en riesgo la seguridad de las comunidades”.
“Salvar vidas cuesta, y cada año cuesta más”
En un comunicado que rápidamente recorrió el país, una docena de cuerpos de bomberos —entre ellos los de Antofagasta, Valparaíso, Viña del Mar, Santiago, Maipú, Chillán, Los Ángeles, Concepción, Temuco y Puerto Montt— expresaron su “profunda preocupación y desazón” frente a lo que consideran un golpe a la base operativa del servicio voluntario más antiguo y respetado del país.
“Reducir los fondos destinados desde el Estado, que actualmente cubre cerca del 40% de nuestro costo operativo, debilita nuestra capacidad y pone en riesgo a quienes confían en nosotros”, advierten los firmantes. Y agregan: “Salvar vidas y proteger ciudades tiene un costo creciente, no decreciente”.
Los bomberos explican que la rebaja no solo afecta sus operaciones diarias, sino también el proceso de renovación de equipos, vehículos, materiales especializados y capacitación, pilares esenciales para enfrentar el tipo de emergencias que hoy se multiplican: incendios en edificios de gran altura, emergencias químicas, rescates en cerros, accidentes con materiales peligrosos y apoyo médico en emergencias cardiorrespiratorias.
Voces desde el frente: la alarma se expande
El superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago, Gabriel Huerta, señaló que “hemos experimentado un alza en cantidad y complejidad de las emergencias. Este recorte presupuestario va en el sentido contrario al esfuerzo que requiere el país”.
Desde el sur, el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Concepción, Werner Hoff, fue aún más directo: “Recibimos la noticia con preocupación. En regiones muchas compañías funcionan al límite, e incluso con aportes de los mismos voluntarios. Confiamos en que el Parlamento revierta esta medida”.
Ambos coinciden en que, si la rebaja no se modifica, habrá un impacto directo en la capacidad de respuesta ante emergencias, particularmente en comunas rurales o zonas extremas donde los recursos municipales son escasos.
El trasfondo presupuestario
De acuerdo con el cuadro analítico del Proyecto de Ley de Presupuesto 2026, los fondos destinados a Bomberos de Chile bajo la partida del Ministerio del Interior muestran una disminución del 4% respecto al año anterior, equivalente a $2.498 millones.
Aunque el Gobierno ha señalado que se trata de un ajuste técnico, los voluntarios argumentan que, en la práctica, implica menos recursos para combustible, mantención de cuarteles, compra de uniformes, reparación de carros y capacitación técnica.
Y advierten que “cada peso recortado se traduce en segundos perdidos al momento de responder a una emergencia”.
“No pedimos privilegios, pedimos responsabilidad”
En su declaración, los cuerpos de bomberos reiteraron un llamado al Ejecutivo y al Congreso: “Comprendan que formamos parte de esas áreas sensibles e intransables que sostienen la seguridad de Chile. Los fondos que recibimos van en directo beneficio de la comunidad”.
“Esta medida —añaden— constituye un golpe no solo para las instituciones bomberiles, sino para los vecinos y vecinas que dependen de nuestros servicios en momentos críticos”.
Más que una institución, un símbolo
Con más de 160 años de historia, Bomberos de Chile representa uno de los pilares más sólidos del tejido social del país. Sus miembros no cobran salario alguno, y sin embargo, responden las 24 horas a llamados que pueden ir desde un incendio forestal hasta un accidente químico.
Por eso, para muchos, la rebaja en el presupuesto se siente como una contradicción: una disminución de recursos para quienes, literalmente, arriesgan la vida sin pedir nada a cambio.
Y mientras las llamas siguen siendo parte del paisaje cotidiano de un país golpeado por la sequía y el cambio climático, los bomberos esperan que el Congreso enmiende el rumbo de la ley y devuelva lo que consideran más que dinero: la posibilidad de seguir sirviendo.







