BOLIVIA Y CHILE VUELVEN A ENCONTRARSE EN LA FRONTERA: TRAS 25 AÑOS REANUDAN ACTUALIZACIÓN DE HITOS EN PISIGA –COLCHANE

Después de un cuarto de siglo de inactividad, delegaciones técnicas de ambos países restauraron 18 hitos en la frontera, en un operativo que mezcla trabajo técnico, simbolismo político y un inédito aire de cooperación.
Después de 25 años sin presencia conjunta en terreno, Bolivia y Chile volvieron a mirarse cara a cara en la frontera. Entre el 29 de julio y el 11 de agosto, equipos de ambos países recorrieron más de 50 kilómetros en el sector Pisiga–Colchane, con un objetivo tan concreto como simbólico: actualizar coordenadas y dar mantenimiento a 18 hitos fronterizos, los pilares físicos que marcan el límite internacional.
Una postal inédita en décadas
Pintura fresca sobre bloques de cemento, coordenadas revisadas con GPS, estructuras limpiadas y reforzadas. La escena puede parecer rutinaria, pero es histórica: desde 1998 no se realizaban estos trabajos bajo la Subcomisión Mixta de Límites, instancia binacional creada precisamente para custodiar la frontera.
Esta vez, los equipos estuvieron encabezados por los delegados demarcadores Rubén Fernández (Bolivia) y Marcelo Luengo (Chile), quienes trabajaron junto a técnicos topógrafos, ingenieros y especialistas en demarcación. Según ambos, el clima fue de cooperación plena, marcado por la idea de dejar atrás la inactividad y abrir una nueva etapa de trabajo conjunto.
Una frontera sensible
El tramo de Pisiga–Colchane no fue elegido al azar. Se trata de un sector estratégico, atravesado por dinámicas comerciales, migración y también por problemas de seguridad asociados al contrabando y el tránsito irregular. Allí, la presencia de hitos visibles y en buen estado no es solo un requisito legal: también tiene un valor práctico para el control y la gestión fronteriza.
Durante la jornada, las delegaciones no solo restauraron físicamente los hitos, sino que también verificaron y validaron sus coordenadas, actualizando información que llevaba más de dos décadas sin ser revisada.
Técnica y política de la mano
Aunque el trabajo en terreno tiene un carácter eminentemente técnico, la misión adquirió un evidente peso político. La reactivación de la Subcomisión Mixta después de 25 años es vista como una señal del relanzamiento de la agenda bilateral, que en los últimos años ha intentado dejar atrás décadas de tensiones.
Ambos gobiernos destacaron que la cooperación en materias sensibles como los límites es una manera de generar confianza mutua y de demostrar que es posible avanzar en asuntos concretos, incluso en un escenario marcado por diferencias históricas.
El inicio de un nuevo ciclo
La experiencia de Pisiga–Colchane es solo el primer paso. Bolivia y Chile ya adelantaron que los trabajos se extenderán a otros sectores de la frontera en el corto y mediano plazo, lo que permitiría retomar la custodia activa de los más de 900 hitos que marcan los 861 kilómetros de límite común.
En lo inmediato, el resultado es claro: 18 hitos restaurados, 50 kilómetros recorridos y un reencuentro que parecía improbable hace solo unos años. Pero más allá de la cifra, el valor está en el gesto: un cuarto de siglo después, la frontera volvió a ser un espacio de trabajo compartido y no de silencio.