El Himno a Iquique, creado cuando la bonanza de las pesqueras hacía olvidar la crisis salitrera, es una advertencia sobre el espejismo del progreso y desarrollo económico, los problemas que genera el centralismo e invita a luchar por seguir adelante en pro de la ciudad.
La letra fue compuesta por Santiago Polanco y la música pertenece a Victorino Caqueo, destacado director de bandas militares.
Santiago Renato Polanco Nuño nació en Viña del Mar el 3 de marzo de 1912. Se casó con María Elena Oyarzún Méndez. En Iquique vivió por varios años en casas ubicadas en calle Covadonga, Baquedano, Aníbal Pinto y en el segundo piso de Latorre 477.
Polanco, un poeta-militar como lo describen algunos medios en el año 1980, fue un prolífico autor de himnos de ciudades como Antofagasta, Calama y Viña del Mar, donde nació en 1912. Huara, Matilla, Pica y Pozo Almonte, tienen himnos de su autoría también.
Una vez que egresó de la Escuela Militar en 1930, Polanco fue edecán militar del general Carlos Ibáñez, como teniente llegó por primera vez a Iquique al regimiento “Dolores”, luego profesor de la Academia Militar. Carlos Ibáñez, ya presidente, lo envía como agregado militar a Washington.
En medio de esta ajetreada vida social y militar, tiene un programa en radio Cooperativa, donde con el nombre de “Lautaro Andino”, declama versos sobre nuestra tierra para convertirse en columnista de las Ultimas Noticias.
Tiene la tarea del gobierno chileno de traer desde Nueva York los restos mortales de nuestra premio Nobel Gabriela Mistral, según recuerda Eduardo Díaz Salinas en la Estrella de Iquique a pocos días de su muerte.
El coronel Polanco murió el 1 de noviembre de 1980 y sus restos fueron sepultados en el Mausoleo Militar del Cementerio General.
“Santiago Polanco Nuño ha muerto, por sus alto méritos este hijo ilustre de Iquique, merece un homenaje más amplio”, lo recuerda Salinas en su articulo y agrega como remate “quiso más a Iquique que a su tierra natal, Viña del Mar”.
Ojalá se haya enterado de que sus compañeros de armas le escamotearon una estrofa de su himno. Gracias a este militar cantamos «con el alma estremecida» cada vez que uno de los nuestros nos abandona. Quiso tanto a Iquique que más de una vez quiso llamarse Iquique Polanco Nuño. La ciudad descrita en ese himno ya no existe.
Himno a Iquique
Letra: Santiago Polanco Nuño Música: Victorino Caqueo
I
Si supimos vencer el olvido
soportando un ocaso tenaz
evitemos que en estos instantes
el progreso nos pueda cegar
Iquiqueños arriba la frente
y estrechemonos para cantar
que la fama de nuestros esfuerzos
ha cruzado la pampa y el mar
Coro
Cantemos con el alma estremecida
Iquique, Iquique, Iquique,
eres el gran amor de nuestras vidas
mi viejo y heróico Iquique
Marchemos desde el puerto hasta Cavancha
cantando, gritando Iquique
tu ambiente y la nobleza de tu gente
cautivan el corazón
II
La riqueza que ahora renace
y que viene del pródigo mar
nos señala la ruta del alma
y avistamos la felicidad
El destino de gloria y grandeza
que fijara la estrella inmortal
hará fuerte y segura la mano
que te guie a la prosperidad.
Coro
Cantemos con el alma estremecida
Iquique, Iquique, Iquique,
eres el gran amor de nuestras vidas
mi viejo y heroico Iquique
Marchemos desde el puerto hasta Cavancha
cantando, gritando Iquique
tu ambiente y la nobleza de tu gente
cautivan el corazón