ALCALDES DE ARICA Y TACNA CRUZAN LA FRONTERA Y SELLAN UNA NAVIDAD SIN CRISIS: “ESTAMOS HERMANADOS”

Por un instante, la frontera volvió a ser lo que siempre debió: un puente. Entre luces navideñas, discursos cruzados y buses que van y vienen sin sobresaltos, los alcaldes de Arica y Tacna se encontraron cara a cara para desactivar rumores y reafirmar lo que las cifras muestran con frialdad matemática: no hay crisis migratoria en la puerta norte de Chile.
En la explanada donde Tacna encendió su arbolito de Navidad, el alcalde de Arica, Orlando Vargas, llegó a saludar a su par peruano, Pascual Guisa, en una ceremonia cargada de simbolismos. Entre villancicos, familias fronterizas y un público que cruzó por el complejo como quien atraviesa el patio de la casa, ambos jefes comunales exhibieron una imagen que contrasta con los discursos alarmistas de los últimos meses: la frontera chileno–peruana está funcionando con total normalidad.
“Muy poca gente es la que está varada. Esperamos que esto siga siendo normal porque en esta etapa de verano y vacaciones mucha gente viaja a Perú con sus familiares”, dijo Vargas mientras las luces navideñas se encendían sobre la plaza tacneña.
Guisa, sonriente y directo, reforzó el mensaje: “Tenemos un comercio y un turismo fluido”. Y fue más allá: afirmó que las medidas anunciadas en Lima “son una respuesta a una situación política de un candidato”, descartando que haya complicaciones reales en los complejos de control.
Los números que desmienten cualquier crisis
Mientras los alcaldes estrechaban manos, las cifras provenientes del Terminal Internacional de Buses de Arica trazaban un panorama claro.
Al norte de Chile están llegando 24 buses diarios desde Santiago, con un promedio de 27 pasajeros cada uno.
De ese total, solo el 0,5% corresponde a personas que no tiene sus documentos al día.
Nada más. Nada menos. Una fracción mínima que desmonta cualquier relato de descontrol.
Y las comparaciones hablan por sí solas: En diciembre de 2024, aproximadamente 200 personas al día buscaban salir del país para celebrar Navidad en Perú y otros destinos de la región. Hoy, ese número se redujo a 40 pasajeros diarios. Una caída drástica, clara y sostenida.
No hay filas interminables. No hay cientos de migrantes retenidos. No hay caos.
Una frontera que respira normalidad
“Hoy es Navidad, aquí en Tacna”, dijo el alcalde Vargas, emocionado.
Recordó que el año pasado viajó como alcalde electo; esta vez llegó con la banda puesta y con una agenda de trabajo más robusta junto a su par peruano.
“Venimos trabajando con el alcalde Pascual Guisa en todo lo social, en todo lo regional, y vamos a seguir haciendo lo mismo”, señaló.
El jefe comunal ariqueño incluso anunció actividades conjuntas:
➡ El 8 de diciembre los alcaldes y concejales de Tacna están invitados a celebrar el aniversario de Arica en la Plaza Cundinamarca.
Un gesto que habla de integración más allá de los mapas.
“Hermanados, integrados, celebramos la Navidad con el beso fuerte”, cerró Vargas, en una frase que arrancó aplausos y dejó en el aire esa mezcla de diplomacia, emoción y frontera viva que caracteriza a ambas ciudades.
Arica y Tacna: dos ciudades, un mismo ritmo
Mientras en otros puntos del continente la palabra “frontera” se asocia a tensión, en esta esquina del desierto la vida discurre con su propio pulso: compras navideñas en Tacna, fines de semana en playa ariqueña, buses que cruzan sin sobresaltos y familias que comparten historias a ambos lados de la línea imaginaria.
La postal navideña que protagonizaron los dos alcaldes no solo fue un gesto simbólico, sino también un mensaje explícito: la frontera está abierta, funcionando y tranquila.
En tiempos de discursos crispados, las cifras y los hechos parecen hablar más fuerte que cualquier rumor.







