
- Nuestra ciudad hoy oficialmente vivirá su jornada más significativa del mes con actos simbólicos que evocan el legado de quienes, hace más de un siglo, protagonizaron uno de los momentos más decisivos de la historia marítima chilena.
Este 21 de mayo se conmemoraron 146 años del combate naval de Iquique, una de las gestas más emblemáticas de la historia de Chile. En la ciudad que fue escenario de aquel enfrentamiento, las actividades comenzaron a inicios de mes y alcanzaron su punto culminante en esta jornada oficial, con desfiles, ceremonias y homenajes a quienes dieron su vida por la patria.
El combate, ocurrido en 1879 en el marco de la Guerra del Pacífico, fue protagonizado por la corbeta Esmeralda, al mando del capitán Arturo Prat, quien enfrentó al monitor peruano Huáscar en condiciones desiguales. Esta batalla no solo marcó un momento decisivo en la guerra, sino también el inicio de una tradición de valentía y sacrificio que el país recuerda con profundo respeto.
Desde temprano, Iquique fue escenario del desfile tradicional en la plaza 21 de mayo, encabezado por la Armada de Chile, seguido por los cañonazos del mediodía y múltiples actos conmemorativos. Estos homenajes también se replicaron en otras ciudades como Valparaíso y Talcahuano.

“¡Al abordaje, muchachos!”, fue la frase que, según registros de la Armada de Chile, gritó Arturo Prat antes de abordar el Huáscar. Esta expresión se ha transformado en símbolo del valor chileno, al igual que su histórico discurso: “Muchachos: la contienda es desigual, pero ánimo y valor. Os aseguro, que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber”.
Un día después del combate, un cronista del diario peruano El Comercio de Iquique publicó un artículo que sorprendió por su reconocimiento al heroísmo chileno. Allí, el periodista destacó que el sacrificio de Prat contagió de patriotismo a sus compatriotas. Lo anterior, fue constatado por la Armada de Chile.
Hoy, Iquique no solo conmemora el pasado: lo honra con orgullo. Cada acto, cada marcha, es un tributo a los hombres que eligieron el deber antes que la vida.