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¡¡¡AAAZÚCAR!! HOY CELEBRAMOS LA VIDA DE CELIA CRUZ: HABRÍA CUMPLIDO 96 AÑOS

«Cuando suene una guaracha, cuando suene un wawancó, en las manos del conguero, en su cuerpo estaré yo… Yo viviré, allí estaré, cuando pase una comparsa, con mi rumba cantaré; seré siempre lo que fui, con mi azúcar para ti, yo viviré… Sobreviviré»… Así suena esta especie de testamento musical que nos dejó Úrsula Celia Hilaria de la Caridad Cruz Alfonso, conocida como Celia Cruz, la reina de la salsa, la guarachera de cuba, ícono máximo del ritmo y la alegría.

Decir Celia Cruz (1925-2003) es decir Cuba, porque con su voz paseó orgullosa la música cubana por todo el mundo y cautivó a millones de admiradores por todo el orbe.

Nacida en la barriada de Santos Suárez, en La Habana, Celia llegó al mundo el 21 de octubre de 1925, siendo la segunda hija de una ama de casa y un fogonero de los ferrocarriles que soñaba que su hija fuera maestra.

Su temprana afición por la música y el canto la llevó a participar desde muy joven en programas de la radio para aficionados, como «La hora del té» o «La Corte Suprema del Arte», una suerte de cantera para futuras estrellas del canto en la isla durante las décadas de 1940 y 1950.

Pero su gran oportunidad profesional llegó en agosto de 1950, cuando se incorporó a la popular orquesta, «La Sonora Matancera», sustituyendo a la cantante puertorriqueña Mirta Silva, un acontecimiento que le abrió las puertas a la fama.

En 1960, durante una gira de La Sonora Matancera por México, la popular cantante decide no regresar a la isla, sacudida por el triunfo de la Revolución un año antes, después de derrocar con las armas a la dictadura del general Fulgencio Batista.

Nunca más volvería a pisar su tierra natal, y a pesar de esa pena -la que queda retratada en su éxito «Por si acaso no regreso»- no se dejó amilanar por eso, y se constituyó a sí misma en un ícono de la oposición el régimen de los Castro y promotoras de la libertad. No por nada en Miami en la calle 8 hay una estatua en su honor.

En 13 ocasiones fue nominada al Premio Grammy, que otorga la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos, alzándole con el gramófono dorado en dos ocasiones: en 1990 con el mejor álbum latino tropical con el CD «Ritmo en el Corazón», y en 2003 por el mejor álbum de salsa, con el disco «La negra tiene tumbao».

También acumuló nueve nominaciones al Premio Grammy Latino, ganando cinco de estos lauros en los años 2000, 2001, 2002 y 2004, año en que fue galardonada por mejor álbum de salsa y mejor canción tropical.

En toda su carrera, grabó más de 70 discos y se convirtió en una de las figuras más emblemáticas a nivel internacional de la salsa y la música cubana.

Para cerrar nos gustaría replicar lo que dijo la también cubana, Aymeé Nuviola, cantante que la homenajeó con un disco y que la encarnó en la serie de la vida de esta gran artista:

«Algo distinto tenía en sus manos, y era su risa tan natural; cuántos colores en su cabeza, todo su cuerpo era un carnaval. Llevó a su Cuba en el corazón, y en su canto su devoción; como un soldado siempre a su lado, su «cabecita de algodón». ¡Quién no recuerda!, a esa negrita, con tanta salsa y tanto mela’o; daba alegría el solo verla, ¡Quién no bailaba con su tumbao!.

Su nombre es Celia, su nombre es Cuba; y aunque en el mundo se consagró, nunca más pudo volver a su tierra y cantarle al pueblo que la parió. Su nombre es Celia «la guarachera», que el «yerberito» nos regaló; te recordamos con alegría, y el carnaval te lo canto yo».

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