Con el levantamiento de un pórtico que indica el lugar donde se ubica la oficina Maroussia, se desarrolló el homenaje a los obreros asesinados en esa salitrera durante la huelga de 1925.
La conmemoración de este histórico hecho, ocurrido hace 99 años el 4, 5 y 6 de junio, fue convocada por el Comité Pro Centenario Salitreras 2025, CUT Iquique y Federación Minera del Norte.
En la oportunidad Oscar Torres Rivera, impulsor de la iniciativa, compartió con los asistentes aspectos históricos de la masacre ocurrida en ese lugar (5 y 6 de junio) y del ataque a la sede de la Federación Obrera de Chile FOCH, ubicado en Huara, donde murieron varios dirigentes sindicales el 4 de junio.
Argumentó que el manto de olvido sobre la salitrera comenzó a correrse en 1972 cuando el sociólogo iquiqueño Freddy Taberna le preguntó a Patricio Manns por qué no había incluido a Maroussia en el libro “Las Grandes Masacres” de editorial Quimantú, ante lo cual el fallecido escritor y cantante inició una búsqueda de antecedentes sobre lo sucedido en la salitrera huarina.
“Durante años la Academia nos dijo que Maroussia era una invención, que nunca existió la salitrera y menos una matanza. Que todo era ficción, como la película de Miguel Littin basada en Actas de Maroussia de Manns. Cuando por fin obtuve y exhibí una prueba de la oficina, asumieron que existió pero continuaron con la negación de la matanza de cientos de obreros pampinos”, indicó Torres Rivera.
Añadió que su lucha por demostrar la veracidad de lo sucedido hace 99 años dio frutos cuando se obtuvo un documento oficial del Ejército, redactado en la salitrera Rosario de Huara, que daba cuenta de lo ocurrido en oficina Maroussia en junio de 1925. “Ese documento demostró que en esta oficina hubo una matanza de obreros y el día anterior fue asaltada la sede de la Federación Obrera en Huara, donde murieron dirigentes y se detuvo a trabajadores”.
Luego de la intervención de Oscar Varela sobre la presencia de ciudadanos argentinos en las salitreras de Tarapacá, quienes llegaron con el arreo de ganado para los centros productivos y se quedaron laborando en la zona, el saludo de representantes de la Federación Minera del Norte, CUT Iquique, Brigada de Voluntarios por la Cultura y el Patrimonio de Alto Hospicio, se procedió a instalar el pórtico que señala la ubicación de la histórica salitrera. La estructura fue donada por Rubén Tobar Rodríguez, quien la construyó e instaló junto a Moisés Oliden y Nicolás Sanelli marcando así el momento solemne en que se tributó el homenaje a quienes dieron su vida por luchar en la obtención de mejores condiciones laborales y sociales para las familias de la pampa salitrera.
SATISFACCIÓN
Concluido el ceremonial Oscar Torres reflejó la satisfacción por lo realizado, “fue con bastante esfuerzo, pero un esfuerzo muy satisfactorio y compartido, la gente está contenta. Hubo muchas mujeres presentes, compañeros trabajadores, también jóvenes que han venido aquí para conmemorar y rendir homenaje a los que cayeron en Maroussia, Foch de Huara y en otros lugares”.
¿Qué trascendencia tiene este acto para la historia y patrimonio tanto local como nacional?
-Maroussia era la gran olvidada de toda esta historia del movimiento obrero y de la historia del salitre. Estamos logrando que figure en la historia, que sea reconocida, se conozca detalles de los acontecimientos ocurridos casi un siglo atrás, y como ya lo anunciamos tenemos ahora documentos oficiales militares que dan cuenta de eso. Así que si antes solo era la voz del pueblo a través de la tradición, se ha escuchado ahora la voz oficial de las Fuerzas Armadas y seguiremos estudiando para sacar los mejores conclusiones y que la historia sea conocida por generaciones futuras.
Para el abogado e historiador, que preside el Centro Para el Progreso de Huara, es importante que otros actores y estamentos que celebran o conmemoran la vida salitrera también recuerden estos acontecimientos y no solo los bailes, estudiantinas o las toneladas de caliche extraído.
“Nosotros por eso ya el año pasado nos integramos al comité coordinador de la actividad de la Semana del Salitre y este año lo vamos a hacer con más fuerza todavía. Por lo mismo estamos uniendo estas dos conmemoraciones, Maroussia y La Coruña, con la matanza de la Escuela Santa María de Iquique en diciembre. Hay tres efemérides que estamos recordando en junio, noviembre y diciembre y no solamente nos quedemos en la remembranza de la historia festiva, sino también en el dolor que significó la pampa salitrera como sacrificio”.
¿Qué mensaje envía a los jóvenes?
-Invitarlos a estudiar estos acontecimientos, imaginarse cómo fue esto. Descubran que aquí está la historia de sus antepasados, de sus padres, en algunos casos de sus abuelos y bisabuelos en otros y que es bueno que profundicen esa sensación.
SALITRERA
Sepultados en el desierto quedaron los trabajadores peruanos que después de la guerra del 79 se afincaron en esta tierra, la gente de Bolivia que alteraban los ciclos salitrero de Chile con el ciclo agrícola de Cochabamba y los enganchados que dejaron su labor agrícola del centro sur del país para convertirse en “rotos pampinos” como describe y canta Calatambo Albarracín en su cueca Caliche.
Con una disposición de las instalaciones que permitían a la administración tener visión y control sobre los trabajadores, cuando estaban en las chancadoras y en sus viviendas, Maroussia dejó de funcionar en 1940 con el nombre de Yungay.
Moisés Oliden, recopilador de historias de los cantones del Norte (Huara, Negreiros, Zapiga) menciona que un año después de la represión a los trabajadores se instaló una placa en recuerdo de las víctimas.
“De los muchachos que murieron muchos están enterrados acá, están sepultados bajo el ripio del caliche para que no quede una muestra, ni huella de lo sucedido. Los pocos que llevaron a Huara fueron los que recuperaron en la noche los mismos trabajadores, pero la mayor parte quedaron enterrados por ahí para que no quede como historia. Un año después de lo sucedido hicieron una placa con memorial acá en la torta a nombre de todos los que murieron, pero hubo gente maldadosa que se llevaron la placa. Fue una historia tan grande que ocurrió acá en la pampa pero lástima que no podemos dejar nada en recuerdo”.
Añade que la salitrera funcionó hasta el año 1940 con el nombre de Yungay, el cual adoptaron los administradores pocos meses después de los sucesos de junio del año 1925.