¿QUIÉN SIGUE? ASÍ SE ELEGIRÁ AL SUCESOR DEL PAPA FRANCISCO

Tras el fallecimiento del Pontífice, la Iglesia Católica entra en una nueva etapa marcada por el luto, el recogimiento y la preparación de un cónclave (junta de los cardenales) que definirá al próximo líder espiritual de más de mil millones de fieles.
La muerte de Jorge Bergoglio, ocurrida este lunes 21 de abril a los 88 años, activa un antiguo protocolo vaticano que comienza con la llamada Sede Vacante, es decir, el reconocimiento oficial de que la Santa Sede se encuentra sin cabeza. Durante este periodo, que suele durar entre 9 y 13 días, se celebrarán misas en honor y se suspenderán las actividades de gobierno ordinario.
Durante este proceso, el encargado de custodiar los bienes de la Santa Sede y preparar el camino para el cónclave es el camarlengo (funcionario de la corte papal). Actualmente, ese rol lo desempeña el cardenal irlandés Kevin Farrell. Su función, aunque temporal, es esencial para que el proceso sucesorio se lleve a cabo sin contratiempos.
LA ELECCIÓN SE REALIZARÁ A PUERTAS CERRADAS
En este marco, los ojos del mundo se vuelven hacia la Capilla Sixtina, donde el Colegio de Cardenales se reunirá a puertas cerradas. Este cuerpo está formado por los cardenales menores de 80 años (unos 120 en total) quienes serán los únicos autorizados a votar. En ese espacio sellado del Vaticano, sin acceso a celulares ni internet, se celebran hasta cuatro votaciones diarias para alcanzar el consenso necesario.
Cabe destacar que, para que un cardenal sea elegido Papa, debe obtener una mayoría de dos tercios. Si la votación resulta inconclusa, las papeletas se queman y un humo negro emerge desde el techo de la capilla. En cambio, cuando se logra un acuerdo, una nube blanca anuncia al mundo que ya hay nuevo papa.
En ese momento, se activa un protocolo también cargado de simbolismo. El cardenal electo es consultado sobre si acepta el cargo, elige el nombre con el que será conocido y cambia sus vestiduras por las papales. Luego, el anuncio oficial es realizado desde el balcón de la Basílica de San Pedro por el cardenal protodiácono, en este caso el francés Dominique Mamberti, quien pronunciará las históricas palabras “Habemus Papam”.
Así, se pondrá fin a uno de los procesos más antiguos y enigmáticos del mundo contemporáneo, que mezcla espiritualidad, historia y ritual en la elección del nuevo guía de la Iglesia Católica.