HAZ UN REGALO DE SAN VALENTÍN CON LO QUE YA TIENES EN CASA
Nadie sabe realmente cómo empezó el día de San Valentín. Depende de a quién preguntes, sus orígenes pueden remontarse a una antigua fiesta romana o a un poema escrito por Chaucer sobre los pájaros.
Mientras que los más paganos en materia de enamoramientos jurarán que fue un invento de los centros comerciales. Sea como fuere, si sientes que el romanticismo te invade, aquí van cinco regalos caseros para celebrar el día de San Valentín como prefieras y más te guste.
Portavelas romántico
Transforma un frasco de cristal del montón, y que te sobre por casa, en un portavelas cargado de romanticismo. Hay muchas formas de lograrlo. Por ejemplo, puedes trazar unas líneas de colores con pintura acrílica y meter dentro una vela de té. De este modo, al encenderla, tendrás un ambiente cálido y con luces de una tonalidad especial.
O dibuja la silueta que prefieras (un corazón o las letras de la palabra que desees) en un cartón, adhiérelo a la superficie del tarro con un celo (solo por detrás) y aplica por toda la superficie del frasco una pintura en formato de aerosol. De este modo, todo el tarro portavelas quedará teñido excepto la silueta que hayas escogido, que destacará cada vez que la vela se encienda.
Un tarro de dulces
O puedes reutilizar un tarro de conserva para llenarlo de caramelos o los dulces que prefieras. Si te parece demasiado simplón, antes prueba a dibujar o a escribir algo con pintura acrílica en su superficie. Si, además, decoras la tapa con una tela o con unas cuerdas de colores, el resultado quedará aún más bonito.
Corazón colgante de ramas para la pared
Si te gusta el toque salvaje y natural, esta idea puede interesarte. Solo necesitas unas ramas de distintos tamaños, un poco de cuerda y algo de pintura para decorarlas. Empieza a crear tu corazón de ramas en el suelo. Para ello, coloca de forma progresiva las ramas más anchas en el medio y las más cortas en los extremos, hasta crear un corazón.
Necesitarás una rama un poco más grande para utilizarla como soporte o percha superior: de ella, colgarás el resto de las ramas, atadas con una cuerda. Moja los extremos inferiores de las ramas del corazón en un bote de pintura para darle un toque un poco más elaborado. Y ya lo tienes: solo queda colgarlo en la pared.