Como todos los 1 de agosto cientos de devotos de San Lorenzo se dieron paso a vivir un rito tan tradicional como lo es su despedida de pueblo, los bailarines de la Diablada Devotos de San Lorenzo nuevamente esperan cumplirle al Santo llegando hasta su pueblo, donde ellos son sus custodios y han sido reconocidos por el Real Monasterio de San Lorenzo en el Escorial, España.
Elizabeth Daza Espinoza, presidenta de la Diablada Devotos de San Lorenzo, en conversación con Vilas Radio comentó que un 10 de agosto de 1967 en el pueblo de Tarapacá se fundó esta Sociedad Religiosa, donde “un grupo de amigos le prometieron al Santo que nunca más en su fiesta iba estar sin ningún baile, porque antes había bailes de la tirana que llegaban hasta la quebrada a celebrar su fiesta, pero no era siempre”, detalló.
La presidenta de la Primera Diablada del pueblo de Tarapacá añadió en esa oportunidad este grupo de amigos en una casa cerca de la iglesia se comprometieron con el Santo a que “nunca le faltaría un baile para su día de fiesta”, recalcó. Dándole una gran importancia a los niños dentro de la sociedad religiosa.
Desde ese punto de vista, esta sociedad religiosa se ha preocupado de custodiar al Santo desde su fundación siendo los primeros en ingresar para la fiesta en agosto, se preocupan de cambiarlo para su fiesta y donde también participan en las tres fiestas que tiene el pueblo, “en febrero está la fiesta de la Virgen de la Candelaria, en abril la fiesta de la reliquia y en agosto la fiesta grande, la del Santo”, detalló Daza.
Elizabeth destacó que, si bien el año pasado tuvieron la posibilidad subir hasta la quebrada del amor, como le dicen con cariño los fieles del Santo, este año ha sido distinto para los integrantes de la diablada, “hemos estado trabajando harto nos habíamos acostumbrado al descanso y este año ha sido más pesado, pero estamos todos muy contentos de poder celebrar una fiesta como estamos todos acostumbrados”, señaló.
Cabe señalar que esta sociedad logra convocar más de 300 personas entre socios y bailarines, donde la mayoría pertenecer a la región de Tarapacá, también hay gente que viene de Arica, Antofagasta y Calama. “El llamado para ellos es que podamos vivir una fiesta de mucha alegría, que sea plena y que disfruten, ya con la pandemia no sabemos si vamos a poder vivir otra fiesta”, enfatizó.