Con el fin de celebrar la identidad y las diversas culturas del mundo, en 1960 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) instituyó y declaró al 22 de agosto como fecha para rendir homenaje al folklore como conjunto de prácticas, creencias, y tradiciones populares.
La fecha conmemora la primera vez que se empleó este término, cuando el 22 de agosto de 1846, el escritor e investigador Williams G. Thorns acuñó el concepto que deriva de «folk» (pueblo, gente, raza) y de «lore» (saber, ciencia), y se conjuga como el «saber popular».
La sabiduría de los pueblos son formas de expresión que hablan de la relación de mujeres y hombres con el medio natural donde se desenvuelven, y el desarrollo de una colectividad con orígenes comunes.
Asimismo, esto sucede en todo el mundo a través de la música, el bailar, la cocina, el vestir, el trabajar o producir; son formas de relación que fortalece y renuevan la “identidad propia” de las regiones, estados o naciones del mundo, que se resume en un patrimonio cultural.
Pero el patrimonio cultural también se mueve, cambia y se transforma como se vive en la macrozona norte de Chile, un lugar donde históricamente, la relación entre la costa, la precordillera y la cordillera han sido intercambio cultural y económico entre los pueblos creando un nuevo folklore .
Aquí, el folklore se manifiesta como identidad cultural en las fusiones y sincretismos de practicar tradiciones originarias como ejemplo de Bolivia en territorio chileno, danzando a la Tirana.
También, en ciudades como Iquique, donde albergan diversas culturas del mundo que celebran sus tradiciones variopintas comunidades del: Perú, Bolivia, China, India, Paquistán entre otras con nueva data de migraciones, que influyen en aspectos gastronómicos, para los chilenos que aquí habitan.