LA FIESTA DE LA TIRANA ES LA MÁS GRANDE DE CHILE
La Tirana es un pequeño poblado que no pasa de mil habitantes durante el año. Ubicado en medio del desierto más árido del mundo, a 80 kilómetros de Iquique, en la comuna de Pozo Almonte, durante la semana de la fiesta a la Virgen recibe cada año unas 250 mil personas, 213 bailes religiosos y más de 6 mil bailarines que realizan sus danzas rituales durante horas, incluso toda la noche.
En su visita a Chile, en enero del 2018, el Papa Francisco coronó la imagen de la Virgen, en Iquique, y reconoció el valor de esta fiesta. Pocos meses después, en el documento de trabajo para los obispos chilenos llamados a Roma, les dice que “la piedad popular es una de las riquezas más grandes que el pueblo de Dios ha sabido cultivar. Con sus fiestas patronales, con sus bailes religiosos –que se prolongan hasta por semanas- con su música y vestidos logran convertir a tantas zonas en santuarios de piedad popular”.
¿Dónde se origina la fiesta de La Tirana?
Según cuenta la leyenda recogida y popularizada por el historiador ariqueño Rómulo Cúneo Vidal, en el norte de Chile existió una princesa inca, que escapando de los españoles se refugió en un oasis cerca del actual pueblo de Pica. La princesa Ñusta Huilac de solo 23 años se convirtió en una líder militar inca temida y respetada por sus enemigos, los cuales le llamaban la “Tirana”.
Pero todo cambiaría cuando llegó Vasco de Almeida, un expedicionario portugués que enamoró a la princesa, haciendo que ella cambiara de pensamiento, introducéndola al catolicismo.
Ambos vivieron juntos en la Pampa del Tamarugal una historia de amor, hasta que su relación fue descubierta y fueron condenados a muerte. Antes de morir Almeida pidió a la princesa que se entregara en bautismo, para así permanecer unidos en la eternidad.
En 1530 pasaba por el pueblo de “La Tirana” el fraile Antonio Rendón, encontrando una cruz de madera que apareció en el lugar donde la pareja fue asesinada por una lluvia de flechas. Como forma de homenajear a estos jóvenes, se construye en el lugar una capilla bajo el nombre de “Nuestra Señora del Carmen de La Tirana”.
Durante un par de siglos esta pequeña ermita se mantuvo como centro de peregrinación familiar para los habitantes de la zona, que manifestaban con cantos y bailes populares su veneración por la imagen de la Virgen.
En 1830 la región comenzó a experimentar una gran transformación debida al auge del salitre. Materia prima esencial para muchas manufacturas de la época, generó la fundación de varios centros de explotación y procesamiento, conocidos como “oficinas salitreras”, que contrataban abundante mano de obra en el sur del país. Muy pronto estos obreros, en una tierra lejana y agreste, se habituaron a visitar la ermita de Nuestra Señora del Carmen.
Hacia 1930 llegó el ocaso de la explotación salitrera y las oficinas fueron cerradas paulatianmente. Pero, aunque obligados a emigrar a las grandes ciudades del norte y centro de Chile, los pampinos mantuvieron la hermosa tradición de peregrinar una vez al año a La Tirana, y hoy la fiesta se transformó en un legado de identidad chilena de la pampa.
Un rasgo característico y fundamental son los coloridos y animados bailes religiosos: Promeseros, Cuyacas, Gitanos, Chunchos, Pieles Rojas, Morenos, Indios… son sólo algunos nombres de los casi doscientos grupos que cada año rinden tributo a la imagen de la Virgen del Carmen de La Tirana.