
Desde el 1 de enero de 2026 el sueldo mínimo en Chile subirá a $539.000 para trabajadores entre 18 y 65 años, según lo establece la Ley 21.751. El reajuste también eleva el monto mínimo de la pensión de alimentos a $215.600, aunque este aumento debe ser solicitado ante tribunales de familia. La medida marca el último incremento del salario mínimo durante el gobierno del Presidente Gabriel Boric.
El cambio no llega con fuegos artificiales, pero sí con consecuencias concretas. Cuando el calendario marque el 1 de enero de 2026, miles de contratos laborales en Chile deberán actualizar una cifra clave: el sueldo mínimo. No será un ajuste simbólico ni una promesa en suspenso. Será ley vigente, con impacto directo en los bolsillos, en los tribunales de familia y en el cierre de un ciclo político.
Desde esa fecha, el ingreso mínimo mensual para trabajadores entre 18 y 65 años subirá a $539.000, dejando atrás los $529.000 que rigen desde mayo de 2025. El reajuste, establecido en la Ley N° 21.751, representa el último incremento del salario mínimo durante el gobierno del Presidente Gabriel Boric, que asumió La Moneda con un mínimo de $350.000 y convirtió su alza en uno de los ejes de su programa económico-social.
El final de una promesa presidencial
Cuando Boric llegó al poder, el debate sobre el salario mínimo era una bandera política y social. El compromiso era claro: llevar el sueldo mínimo a al menos $500.000 durante el mandato. Cuatro años después, esa meta no solo se cumplió, sino que fue superada.
El aumento que entra en vigencia en enero no es el más alto del período, pero sí el más simbólico: marca el cierre de una política pública que elevó el ingreso mínimo en más de un 50% nominal durante la administración actual. En términos reales, el Gobierno ha defendido estos reajustes como un escudo parcial frente al costo de la vida, aunque economistas y gremios empresariales han mantenido un debate permanente sobre su impacto en el empleo y las pymes.
¿A quiénes aplica el nuevo monto?
El reajuste no es uniforme para todos los trabajadores. La ley distingue dos tramos:
- Trabajadores entre 18 y 65 años:
👉 Sueldo mínimo mensual de $539.000. - Trabajadores menores de 18 años o mayores de 65:
👉 Ingreso mínimo de $402.082.
Estas cifras son de cumplimiento obligatorio para empleadores y se aplican a contratos regidos por el Código del Trabajo, salvo excepciones legales específicas.
El efecto colateral: sube la pensión de alimentos
Pero el aumento del sueldo mínimo no se queda en el mundo laboral. Su efecto se extiende silenciosamente hacia otro ámbito sensible: las pensiones de alimentos.
En Chile, la ley establece que el monto mínimo que debe pagar un progenitor como pensión alimenticia está vinculado al ingreso mínimo mensual. Con el reajuste de enero, la pensión mínima ascenderá a $215.600, lo que representa un alza relevante para miles de niños, niñas y adolescentes que dependen de estos pagos.
Eso sí, el incremento no se aplica de manera automática. Para que el nuevo monto rija, el cuidador o cuidadora debe solicitar la actualización ante el tribunal de familia correspondiente, instancia que revisa el caso y dicta la resolución respectiva.
Este punto es clave: el aumento existe en la ley, pero requiere acción judicial para hacerse efectivo.
Un ajuste con impacto social
El alza del salario mínimo llega en un contexto donde el costo de la vida sigue presionando a los hogares: arriendos elevados, servicios básicos al alza y un consumo que aún no termina de despegar. Para quienes reciben el mínimo, cada reajuste es un alivio parcial; para las pequeñas empresas, un desafío de adaptación.
El Estado, por su parte, ha complementado estas alzas con subsidios al empleo y apoyos transitorios a las pymes, precisamente para amortiguar el impacto del aumento en los costos laborales. Estos mecanismos, sin embargo, también tienen fecha de caducidad y dependen del próximo ciclo político.
Lo que viene después
Con este reajuste, el salario mínimo entra en una nueva fase de discusión. El próximo gobierno heredará un piso más alto, pero también un debate abierto: ¿seguir subiendo?, ¿con qué ritmo?, ¿y con qué respaldo a la productividad?
Por ahora, lo concreto es esto: 2026 comienza con un nuevo sueldo mínimo, una pensión alimenticia más alta y el cierre de una de las promesas más visibles del actual gobierno. El resto —el impacto real en la mesa, en el empleo y en la economía— se medirá mes a mes, boleta a boleta, contrato a contrato.
El número cambia en el papel. Sus efectos, en cambio, se sentirán en la vida diaria.






